viernes, 20 de diciembre de 2019

De la muerte de Dios a un Dios por nacer



Navidad 2019
a Lilia.




En el mundo intelectual europeo y con mucha resonancia cultural urbana y acádemica, Nietzsche es un pensador conocido. Excelente escritor,es persuasivo y provocador y su publicitada "muerte de Dios" encajaba muy bien en nuestra modernidad neo-pagana. Podíamos existir sin necesidad de Dios, algunos lo empezaban llamando "el silencio de Dios".
Nos asumíamos, gracias al bienestar y la tecno-ciencia, casi omnipotentes e inmortales y el "sereís como dioses" se convirtió en posibilidad real y pretensión generalizada. Como siempre, se olvidaba al "otro-diferente", al excluído, al marginal, las periferias, al "sufriente" en general y resulta que este es mayoria en el mundo del subdesarrollo y la pobreza, pero también es mayoría en el desamparo del egoísmo individialista y en el narcisismo contemporáneo. Cuando despertamos a la "realidad-desagradable" (que siempre llega)
enfermedad, vejez, muerte (el camino del Bhuda, lo llamo) o a la violencia cotidiana y global (guerras,terrorismo) o a las tragedias ambientales, cuando el vacío nos rodea y la soledad aparece, entonces "miramos hacia arriba". La "necesidad de Dios" nos hace vulnerables y es cuando iniciamos la búsqueda de respuestas, en las religiones, creencias diversas o en cualquier charlatanería o superstición.
En la tradicion cristiana, el "camino interior" nos lleva a entender que "DIOS está en todos y en todo". Y que el problema está en nosotros mismos, con nuestro "vacío-lleno" de egoismo y autosuficiencia, y de allí surge la necesidad, según algunos místicos, de "hacerle un espacio a Dios” como dice Ekhart "vacío de mi, lleno de tí", usualmente lo llamamos AMOR, en minúscula o mayúscula.