sábado, 30 de julio de 2022

MIEDO AL FUTURO

 

Todo ser humano vive en expectativa de futuro en particular en nuestros primeros 50 años de vida y ese probable futuro siempre o casi siempre es asumido en función de expectativas razonables de un futuro mejor, de acuerdo a nuestros deseos y metas.
Después de los 50 años (estoy generalizando) prevalece la realidad-real y somos básicamente lo que logramos o estamos encaminados a lograr y consolidar.
En términos societarios y políticos es fundamental tratar de identificar la tendencia emocional y psicológica con respecto al futuro.
En nuestro caso venezolano, me preocupa una tendencia dominante a desconfiar del futuro del país, para mi no es concebible una persona y un país que se niegue el futuro como oportunidad para progresar, lo llamo "principio esperanza" como un desafío a avanzar.
El miedo al futuro o desesperanza estructural, es una enfermedad espiritual que lleva a la negatividad absoluta, al nihilismo de la nadedad, el abismo del suicidio físico o psíquico.
Afortunadamente una sociedad,un país, cambia y puede conocer tiempos oscuros, como este que nos atormenta desde 1999 pero no se suicida.
La idea de futuro y progreso en la mentalidad y cultura moderna, van juntos y en términos políticos lo llamamos LIBERTAD Y DEMOCRACIA y en términos económicos y sociales lo llamamos "sociedad del conocimiento y desarrollo"
En nuestro país no es difícil identificar en grupos y sectores diversos su opinión y conducta frente al futuro.
En la diáspora o emigración hay de todo, quienes con todo derecho buscan su futuro fuera del país y quiénes esperan una oportunidad para regresar si el país "cambia y se compone"
En el resto o la mayoría que seguimos en el país, se observan dos tendencias o actitudes y conductas, una mayoría que sobrevive adaptándose y una activa y beligerante que ha decidido, en lo económico y político, insistir en avanzar, y eso les da una responsabilidad de liderazgo nada fácil.
Estamos en una coyuntura de cambio 2022/2023/2024 por efecto de diversos factores, internos y externos y una deseable transición política.
¿Seremos capaces de lograrlo?
Vencer el miedo es fundamental así como la necesidad de renovar la fé en el país y en nosotros mismos.

jueves, 21 de julio de 2022

¿AMÉRICA LATINA?

 

Una región histórica y cultural desde México a la Patagonia, incluido el Caribe, no tan homogénea como se cree y en dónde las sub-regiones y naciones tienen marcadas diferencias de todo tipo.
El término se acuñó en el siglo 19 y era una definición por contradicción al mundo anglosajón del continente, en particular Estados Unidos en pleno proceso de expansión territorial imperialista.
Terminó siendo un concepto útil, en términos políticos e ideológicos en particular para los sectores marxistas en la confrontación USA/URSS; previamente la utilizaron nuestras elites intelectuales fuertemente europeistas, en particular los llamados "afrancesados" geo-politicamente.


Contrariamente a lo que se cree, somos un sub-continente fuertemente dividido, más allá de los discursos oportunistas de hermandad continental y unidad, el intercambio comercial entre nuestros países es de apenas el 11% (fuente ALADI-Sergio Abreu). Uno de nuestros dramas es el "negacionismo histórico" el insensato empeño de negar los tres siglos coloniales y su impronta cultural e identitaria. Igualmente la persistencia del mito indigenista "del buen salvaje" a pesar de que nuestros sectores indígenas, después de dos siglos de República siguen siendo comunidades en abandono.
América Latina en términos sociales y culturales no termina de asumir la herencia cultural moderna liberal-ilustrada y su consecuencia más progresista como lo es el desarrollo tecno-científico, una economía abierta en equilibrio entre "mercado y estado" y un sistema político menos estatista y autoritario y más comprometido con la libertad, la democracia, los derechos humanos y el desafío ambiental y climático.
Sectores importantes de nuestras elites y de nuestra sociedad siguen en las inercias del anacronismo, unos por codicia y los otros por ignorancia y fuertes carencias materiales y educativas.
Nuestro principal desafío sigue siendo el desarrollo sostenido de toda la sociedad y la disminución de las grandes desigualdades, que nos dividen y fomentan todo tipo de violencia y anarquía, cada tanto tiempo y con ello se retroalimenta a los demagogos, al populismo y la tentación autoritaria.

Anticipar el pasado

 

Cuando las ideologías sustituyen los hechos es conducta frecuente inquietarse o preguntarse sobre el futuro, igualmente nuestra idea del futuro no logra ir más allá de nuestras creencias con respecto al presente-pasado. Es la llamada sabiduría-retrospectiva, el pretencioso y arrogante "yo lo sabía o yo lo dije". El futuro siempre es incierto, por mucho que la tendencia dominante sea repetirnos a nosotros mismos. Las estadísticas ayudan a orientarnos y los llamados algoritmos, al reflejar conductas frecuentes y generalizadas pero no anulan lo imponderable ni las conductas individuales. Los seres humanos tomamos decisiones parecidas en contextos y circunstancias parecidas pero no necesariamente. La libertad personal, por lo menos como posibilidad, nos permite ser diferentes y actuar en consecuencia. El problema es la masificación o"rebañización" a la que somo sometidos, por la propaganda y el miedo, pero fundamentalmente por las ideologías, cuerpo de creencias que nos adocenan y expresan nuestros intereses y nuestro entorno social y cultural dominante. En este sentido se asume el futuro como el pasado que se prolonga o se repite como las estaciones en un más de lo mismo y en un cambiar para no cambiar. Visto así, desde las ideologías y creencias e inercias, el futuro deja de ser amenazador, convertido en un tiempo del eterno-retorno que las religiones expresan de manera típica.


El futuro no es predecible en una perspectiva individual y en términos societarios y como humanidad sólo es posible identificar tendencias que obligan a generar respuestas cónsonas. Es el caso del calentamiento global y la precariedad ambiental empíricamente demostrada, igual el problema de la demografía, migrantes y desigualdades que atentan contra la paz. Los desafíos y las oportunidades de la tecno-ciencia que cada día aumenta nuestras respuestas pero igualmente impone unos limites que no comprometan la dignidad y la libertad de cada ser humano. Ocuparse del futuro realmente significa ocuparse del presente. El mejor o peor futuro va a depender en mucho de lo que se logre en el presente. La retórica futurista es la peor respuesta,es la ideología del fracaso como ocurrió con la ideología comunista que en nombre de una ilusión utópica del paraíso en la tierra terminaron siendo constructores de tiranías y sistemas inhumanos. Prometer el futuro no es lo mismo que construir el futuro desde el presente. Las ideologías no pueden sustituir los hechos y hay que desconfiar de quiénes niegan el presente para insistir en un futuro prometido pero no realizado, "castrismo y chavismo" son mejor ejemplo cercano y padecido; son los anticipadores del pasado que sobre una retórica anacrónica prometen el futuro como un pasado diferente.