Cada época es diferente y la historia siempre está en movimiento. Pero no todo en la historia es novedad, hay patrones de conducta que se repiten, aunque las circunstancias cambien, por eso la historia es útil, para aprender de nosotros mismos. El historiador Tucídides, hace dos mil quinientos años lo entendió perfectamente y lo expresó "la historia no se repite, pero el hombre siempre se repite a si mismo" idea refrendada por Cicerón cuanto consideraba a la historia "maestra de la vida"; dicho lo anterior voy al tema de este artículo, la democracia en peligro, la democracia amenazada, desde sí misma y desde el exterior. Algo parecido, insisto no igual, como sucedió en las primeras décadas del siglo 20 con el marxismo bolchevique triunfante en Rusia, se plantea una revolución planetaria anti-democrática, las llamadas "dictaduras del proletariado" que terminaron en gobiernos autocráticos del partido único y líder único. Y que continúan existiendo, China es el modelo más exitoso actual, porque para sobrevivir y no repetir el fracaso de la Unión Soviética, adoptó el capitalismo pero no las ideas liberales e ilustradas que dieron origen a la democracia. En paralelo con las dictaduras comunistas, surgió la alternativa totalitaria contraria, el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania, rivales políticos e ideológicos pero identificados como sistemas políticos, autocráticos y totalitarios. Los tres sistemas, imitados en otros muchos países, ferozmente antidemocráticos.
En América Latina a las tradicionales dictaduras de
caudillos, se unieron estas tres influencias antidemocráticas. Posterior a
1946, derrotado el nazi-fascismo y en 1991 implosionado el fracasado comunismo
soviético, se pensó en una primavera democrática global. Hoy esta primavera, se
ha convertido en un crudo invierno autoritario que se extiende por el mundo y
la principal amenaza, que nadie podía imaginar, emerge en los propios Estados
Unidos, país, que desde su fundación pasaba por ser el modelo democrático más
exitoso. Hoy, el señor Trump, amenaza con imponer esta perversa tendencia,
autoritaria democrática. En lo personal, pienso que no va a tener éxito, la
propia sociedad norteamericana de fuerte arraigo democrático y sus
instituciones, con dos siglos de vigencia pueden parar a este arrogante
autoritario. En las Naciones Unidas están representados casi todos los países,
si se analizan sus sistemas políticos, nos damos cuenta que la mayoría están
tutelados por sistemas autocráticos, dictatoriales, tiránicos, totalitarios,
aunque la mayoría se denominan Repúblicas y democráticas; inclusive con la
paradoja de Monarquías más democráticas que algunas Repúblicas.
La democracia no es un simple sistema político, es una
cultura, un avance civilizatorio, unas tradiciones y unas instituciones
fundamentadas en dos principios absolutos: la libertad y la dignidad de cada
persona que tendemos a garantizar sobre principios constitucionales y los
llamados derechos humanos universales. Igualmente, la democracia, solo puede
ser garantizada por la división real del poder, por el respeto absoluto a la
soberanía popular y la libertad para opinar y organizarse para disentir. Las
democracias siempre están amenazadas, difícil es establecerlas y fácil es
perderlas y los venezolanos sabemos de esto, porqué tardamos dos siglos en
lograrlo y en pocos años, perderla.
Ángel Lombardi