La arqueología ha demostrado que el ser humano es de origen africano. Las civilizaciónes, desde 12 mil años A. C., son asiáticas, y el eje geográfico principal norte-sur se ubica en el sureste de la actual Turquía, Irak, Irán, Siria, Palestina, Egipto. Grecia y después Roma son herederos-puente de esta evolución en su desarrollo hacia el oeste. Oriente creó a Occidente. Occidente es un concepto milenario cultural, que se confunde con el dominio europeo y de Estados Unidos en los últimos 500 años.
Ya en el siglo XXI en curso, la historia protagónica, por su
demografía, cultura y desarrollo, está regresando a Asia-Indo-Pacífico y, de
alguna manera, en el largo plazo, a África, en un mundo cada vez más integrado
y globalizado. Cambiar de paradigmas teóricos, de acuerdo a la evolución del
conocimiento científico, no es fácil. Nuestras ideas se vuelven obsoletas y se
mineralizan. Peor todavía, convertidas en creencias e ideologías de verdades
únicas. Se hace imperativo "desaprender" si queremos intentar "comprender"
una realidad y un mundo en permanente cambio y cada vez más acelerado.
Contra ello conspira la analfabética ignorancia, así como la
"docta ignorancia". La segunda es peor que la primera. El que no
sabe, calla y sabe que puede aprender. El que cree saber, se autoengaña y trata
de imponerse, y cambiar no está en su agenda.
Europa perdió su primacía en el siglo XX. Está en un proceso
demográfico regresivo y, geopolíticamente, conserva cierta importancia cultural
y económica. En casi todo lo demás, es un apéndice de Estados Unidos. Este es
una potencia dominante, y puede seguir siéndolo por algunas décadas más, pero
su crisis interna, de identidad y sistémica, es regresiva.
En este subcontinente, de México a la Patagonia, en general
seguimos en el limbo de nuestras confusiones, contradicciones y atrasos.
Nuestras estructuras sociales no terminan de modernizarse. En nuestras
mentalidades, sigue prevaleciendo el pensamiento mágico. Y nuestros sistemas
económicos y políticos oscilan entre el anacronismo y la modernización, muy
contaminados de usos y costumbres premodernas y fuertemente ideologizados.
Siguen vigentes las palabras de Simón Rodríguez: “Cambiamos
o parecemos.”
Ángel Lombardi