domingo, 25 de enero de 2015

La revolución sin mentiras


Esta insólita revolución bolivariana tiene su historia y su pre-historia, que se remonta a 1957, cuando el Partido Comunista de Venezuela (PCV), en la clandestinidad y en plena dictadura de Marcos Pérez Jiménez, decide como estrategia infiltrar las Fuerzas Armadas. Con la caída del dictador, el 23 de Enero de 1958, y el triunfo guerrillero en Cuba, el 01/01/1959, el proceso se intensifica y como consecuencia directa se da el Carupanazo y el Porteñazo. Fracasados ambos movimientos, igual que la insurgencia guerrillera, los partidos de izquierda se acogen a la política de pacificación y asumen los procesos electorales siempre desde la división interna y la fragmentación política y el ventajismo electoral del sistema, de allí que nunca superaron un 6% histórico de votos. A pesar de esta minoridad electoral, su influencia intelectual y política en los sectores académicos y juveniles universitarios era significativa. En este ambiente de marginalidad política y al mismo tiempo producto de la penetración de algunos sectores de la Fuerzas Armadas se empieza a desarrollar una logia conspirativa militar alrededor de 1983, fuertemente vinculada a los grupos de izquierda ya mencionados y cuyos nombres visibles eran Douglas Bravo, Luis Miquelena, Kleber Ramírez, José Vicente Rangel, y otros. Esta logia conspirativa alimentó durante toda la década de los 80 lo que mediáticamente se conocía como los COMACATES y que se fueron progresivamente haciendo visibles, especialmente después del Caracazo y los intentos golpistas de 1992 (4F y 27N). En aquel momento, ya visibilizados y victimizados, usufructuaron un sentimiento general de simpatía frente a su insurgencia y denuncia de la crisis que el país venía conociendo, así como por los abusos y excesos del bipartidismo. Los Ángeles Rebeldes, los llamo una periodista en un libro emblemático, consolidando su propio mito y potenciándolos como realidad política con un discurso difuso y confuso, pero eficaz para el momento y que se puede resumir en el juramento del Samán de Güere y el Árbol de las Tres Raíces (aprovechando el simbolismo de fuerte impacto psicológico en torno a tres nombres míticos, Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora).
Este proceso subversivo en las Fuerzas Armadas y sectores de la izquierda tradicional no es casual que coincida con el inicio visible y tangible de la crisis del sistema bipartidista y que empieza a hacerse presente de manera evidente con el llamado Viernes Negro de 1983 y el Caracazo de 1989. El ciclo inaugurado en 1945, con el golpe de Estado del 18 de Octubre, consolidado el 23 de Enero de 1958, se cierra en 1998 con el triunfo electoral de Chávez.

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