jueves, 6 de diciembre de 2018

Chávez… 20 años después.

Esta es historia real, como estos interminables 20 años, en donde todo ha pasado y no ha pasado nada. El "chavismo"es autoritarismo-populista-castrista, endógeno y criollo. Destructivo y retro-grado,pero es real y obliga a"entenderlo"en clave venezolana y en la geo-política global. La renta petrolera,desde 1914-1922, generó en nuestra sociedad cambios sociales y políticos acelerados, propiciando una modernización desigual, inorgánica y desinstitucionalizada. Un cambio de mentalidad, más de fachada y vitrina que de fondo. En todo el siglo XX la reforma política se ejecuta desde el Estado autocrático (1914/1935) y a partir de 1936 en un proceso de democratización progresiva, especialmente desde 1958. La democracia de partidos, terminó en un bi-partidismo estéril, desgastado por la corrupción y la falta de reformas. La respuesta suicida fue elegir al mesías del cuartel y tolerar un progresivo proyecto autoritario-totalitario. Arruinado el país, por la corrupción y el populismo, se sigue buscando una salida política que tarda demasiado. La mayoría desea un cambio que la clase política no termina de definir, pero el cambio es inevitable. El peor pronóstico es consolidar un régimen a la cubana. Otra Cuba,es posible pero poco probable, ningún modelo socio-politico se repite de manera absoluta, tiempo y lugar son diferentes y Venezuela tiene particularidades socio-culturales y geo-políticas que permiten ser optimistas y evitar el "congelamiento" castro-comunista. En el siglo XX en Venezuela se crearon unas importantes y numerosas clases medias profesionales, vía renta petrolera y oleadas de inmigrantes que crearon el país de acelerado urbanismo y mentalidad moderna de cultura democrática, que han sido la verdadera resistencia al régimen. El futuro llega si lo buscamos hacia adelante, en el siglo XXI y en clave global. Estamos demasiado abrumados por el pasado. Hay que honrar a Bolívar pero hay que dejarlo descansar. Nuestro monarquismo de República es letal tanto como el Estado como patrimonio del gobernante. País empobrecido, maltratado y robado, hoy vive en el desaliento de la incertidumbre, la huida de la emigración y la prevalencia del pícaro y del delincuente, pero podemos cambiar y esa es la urgencia y la prioridad.

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