miércoles, 16 de julio de 2025

EL CHIVO EXPIATORIO

 Tradición bíblica que René Girard rescata como concepto para explicar nuestro miedo a lo diferente y diverso. Los seres humanos, de manera natural, buscamos certidumbres y "seguridad", previsibilidad y orden, pero con el tiempo, nos damos cuenta de que vivimos al "descubierto", rodeados de incertidumbres, precariedad e imprevistos. De allí el recurrente temor y miedo a cambiar, a lo desconocido, a lo incierto, a lo diferente. Es cuando nos "encerramos" psicológicamente en el clan y la tribu, la familia; reminiscencia atávica, genética y antropológica. La misma función sociocultural y política cumple la Nación: una lengua común, usos y costumbres compartidos. Se le ha llamado etnocentrismo. Nadie quiere sentirse extranjero, diferente, en una sociedad o en el mundo. De allí viene la idea del "gueto", el barrio judío en la Venecia renacentista. Estos podían circular de día por la ciudad, pero con un distintivo que los identificaba, y de noche tenían que permanecer encerrados en su barrio. Este antisemitismo tiene dos mil años de existencia. Cada tanto tiempo se apacigua, pero reaparece con fuerza asesina. El Holocausto nazi fue el epítome de esta monstruosidad. Si se quiere tratar de entender el antisemitismo por estas latitudes, recomiendo la película El mercader de Venecia, inspirada en una obra de Shakespeare e interpretada magistralmente por Al Pacino. Pero esta problemática no solo tiene que ver con los judíos, sino que es más universal y afecta a otros grupos étnicos y culturales diferentes, a las llamadas minorías diversas y, en general, a los emigrantes, no importa la nacionalidad. Los compatriotas venezolanos que emigraron lo están sufriendo en carne propia y de diversas maneras, en particular el llamado despectivamente veneco, sudaca, hispano, que en los Estados Unidos de Trump, en plena histeria racista y xenófoba, todo hispano es un delincuente en potencia, o ya lo es. Todo venezolano es del "tren de Aragua". Estoy seguro de que ni Trump ni la mayoría de los norteamericanos sabe dónde queda Aragua. Se ha demonizado a más de medio millón de venezolanos y a todo nuestro gentilicio. Como se ve, el antisemitismo contra todo judío se ha convertido en un "anti" generalizado. Es el miedo a lo diferente, es el miedo ancestral de la tribu frente a otra tribu. Es el "chivo expiatorio" que, según René Girard, sigue presente en la psique humana, individual y colectiva. Cuando algo anda mal, se busca al responsable o culpable fuera de la tribu, fuera de la propia sociedad. Lo grave de todo esto es que la mayoría de los seres humanos, por no decir todos, no terminamos de superar esta carga antropológica de miedo y violencia frente a lo diferente y diverso. Pero el fenómeno se repite igualmente en lo interno de cada sociedad, cuando se habla de "lucha de clases", pobres contra ricos, o se inventa el "enemigo interior", usualmente el grupo o partidos opositores al régimen. El más explosivo caldo de cultivo para todo tipo de intolerancia y fanatismo es el ideológico y religioso, cuando el sufrimiento provocado y la sangre derramada son en nombre del dios particular, de la fe verdadera, de la verdad única, del mito propio, que no acepta ni la duda ni la discusión.

 

Ángel Lombardi

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