sábado, 22 de noviembre de 2025

¿UNA NUEVA ERA HISTÓRICA?

La historia implica todo el pasado humano. Por más información que se tenga de ese pasado, lo perdido y olvidado sobrepasa en mucho lo conocido. Y esto, lo conocido, más allá del objeto material —documentos, libros, testimonios de cualquier tipo, desde una moneda hasta una piedra tallada— termina siendo interpretación. El espíritu humano de las épocas permanece y se diluye en las culturas y en el inconsciente colectivo.

La memoria construida, que llamamos historia, historiografía, biografía, cronologías, cartografías, etc., todas son representaciones e interpretaciones a posteriori. Siempre estamos en la historia, cada uno como presente, pero este presente, vivo y dinámico, se convierte al instante en pasado, y el futuro nos va alcanzando inexorablemente, casi sin darnos cuenta. En este río de la historia-vida que fluye, prevalece la incertidumbre; de allí el papel terapéutico de la historia, que construye memoria, nos da identidad y certezas, pero al mismo tiempo nos encierra en prisiones mentales, teorías y creencias que nos amparan en el presente y nos desguarnecen frente al futuro.

Todo lo dicho es a propósito de este galopante siglo XXI. El cambio de horizonte social y cultural, económico, político y geopolítico, junto al avance tecnológico indetenible, nos obliga a repensar nuestra “visión” del pasado. La era dominante eurocéntrica ha llegado a su fin.

El siglo XX fue su cima y su sima. Siglo bastante estudiado, aunque se sigue discutiendo y debatiendo hechos, personajes y guerras. Siglo complejo, como todo tiempo histórico, creativo y trágico. De esa agonía europea postimperial y postcolonial surgen, o mejor dicho, se hacen visibles continentes, pueblos y sociedades, países preteridos, ignorados, explotados, descalificados, pero ya en el siglo XXI de presencia fuerte y potente, que nos obliga a repensar casi todo, o por lo menos revisar teorías y perspectivas.

La idea no es hacer tabula rasa de los muchos conocimientos que la humanidad contemporánea acumuló y desarrolló, ni caer en la descalificación de la importante cultura europea. Pero lo que sí está claro es que el prisma eurocéntrico cada día va a ser menos pertinente. El mundo histórico del siglo XXI va a girar, cada vez con más fuerza, en los otros continentes, particularmente Asia.

 Ángel Lombardi

No hay comentarios:

Publicar un comentario