domingo, 27 de diciembre de 2009

Lenguaje y Política

Proteger el lenguaje es proteger la razón y respetar la realidad es muestra de sentido común. Digan lo que digan el Chacal es un terrorista internacional, merecidamente preso al igual que Idi Amin, el cual no fue un héroe sino un opresor genocida de su pueblo, de infausta memoria y merecido olvido.
El pasado puede ser manipulado pero no cambiado. El imperialismo es real y la burguesía plutocrática, no importa su nacionalidad, es codiciosa y despiadada.
EEUU es un poder imperial, pero igualmente lo es Rusia para los países vecinos y China para el Tibet, Butan y Nepal respectivamente, así como Brasil aspira serlo ya sin disimulo.
El antimperialismo como discurso retórico y posición ideológica acomodaticia, no puede esconder el hecho cierto de que le seguimos vendiendo petróleo al imperio y haciendo buenos negocios con él.
Digan lo que digan, él no es el pueblo, ni lo representa, ni lo puede sustituir más allá de una representación electoral coyuntural. Digan lo que digan, no es verdad que el país ha cambiado, la inseguridad, la corrupción, la inflación, el desempleo y el deterioro de los servicios expresan lo contrario.
La alienación ideológica y el interés clientelar así como el pragmatismo político no pueden prevalecer sobre el sentido común, el interés general y la política, como un servicio ético, coherente, con los valores y los derechos humanos.
La realidad es lo que es y nunca es, lo que desde el poder se nos dice que es. Un corrupto es un corrupto, no importa su ideología ni su filiación política. Un gobierno ineficiente es un gobierno ineficiente, y un gobernante inhábil y aventurero, termina comprometiendo los mejores intereses del país.
Digan lo que digan, la división de los poderes y la autonomía de los mismo es imprescindible para el modelo democrático y no hay una democracia abierta y protagónica si todo se subordina a un solo hombre. Digan lo que digan el futuro de una nación no puede descansar sobre la prédica del odio y la violencia, ni en la división de un pueblo en dos bandos y es un error peligroso confundir la política con la guerra. La guerra es para destruir, la política es para construir concertando voluntades, equilibrando intereses y siempre al servicio de una nación sin distingos de ninguna naturaleza.

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