El respeto y la admiración por Brasil es casi unánime en Américalatina, a pesar de la ignorancia generalizada sobre este vasto y complejo país. Particularmente en los últimos años Brasil se ha ido haciendo visible en la geopolítica mundial como una de las economías emergentes más prometedoras, y con Fernando Enrique Cardozo y Lula, los dos últimos presidentes, estos se han convertido en referencia de gobiernos serios y sensatos, de allí que llama la atención algunos hechos disonantes de los últimos tiempos como es el involucramiento exagerado en Honduras, especialmente si tomamos en cuenta la tradición cautelosa y prudente de una Cancillería tan profesional como Itamaraty. La única explicación que se me ocurre es la tentación del protagonismo imperial de un país que nunca ha ocultado esta vocación.
Lo mismo ocurre en su imprudente acercamiento a Irán, por una lado demostrarle a EEUU su independencia diplomática y por el otro complacer a Chávez que le ha facilitado tantos buenos negocios en Venezuela y también, porqué no, el deseo a mediano plazo, de ellos también convertirse en potencia nuclear. De lograrlo Irán, Brasil también lo intentaría en aras de ser una de las potencias emergentes del siglo XXI. “imperialismo brasileño” que está tan presente en sus orígenes como en su historia. Brasil se sabe importante pero nunca podrá aspirar a ser una verdadera potencia sino entra al selecto club nuclear. Todas las proyecciones apuntan en esa dirección, su importante presencia en la economía latinoamericana, su creciente presencia comercial y influencia en África, y su acercamiento intenso al resto del mundo. Ya en la década de los setenta del siglo pasado, el entonces secretario de estado norteamericano, Henry Kissinger, avizoraba esta realidad, cuando afirmaba que en el próximo futuro los EEUU no necesitaría otro interlocutor para los asuntos sudamericanos que Brasil, ya que en la dirección en que este iría, iría el resto de las economías latinoamericanas y así ha sucedido y está sucediendo.
En la geopolítica contemporánea el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) ya es un referente obligado en los negocios y en la política del mundo, y los EEUU lo ha entendido tan bien, que ya ha decidido escoger a sus interlocutores, que no son otros que Rusia y los europeos en materia nuclear, China en materia comercial y militar y por lo ya dicho, Brasil.
Lo mismo ocurre en su imprudente acercamiento a Irán, por una lado demostrarle a EEUU su independencia diplomática y por el otro complacer a Chávez que le ha facilitado tantos buenos negocios en Venezuela y también, porqué no, el deseo a mediano plazo, de ellos también convertirse en potencia nuclear. De lograrlo Irán, Brasil también lo intentaría en aras de ser una de las potencias emergentes del siglo XXI. “imperialismo brasileño” que está tan presente en sus orígenes como en su historia. Brasil se sabe importante pero nunca podrá aspirar a ser una verdadera potencia sino entra al selecto club nuclear. Todas las proyecciones apuntan en esa dirección, su importante presencia en la economía latinoamericana, su creciente presencia comercial y influencia en África, y su acercamiento intenso al resto del mundo. Ya en la década de los setenta del siglo pasado, el entonces secretario de estado norteamericano, Henry Kissinger, avizoraba esta realidad, cuando afirmaba que en el próximo futuro los EEUU no necesitaría otro interlocutor para los asuntos sudamericanos que Brasil, ya que en la dirección en que este iría, iría el resto de las economías latinoamericanas y así ha sucedido y está sucediendo.
En la geopolítica contemporánea el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) ya es un referente obligado en los negocios y en la política del mundo, y los EEUU lo ha entendido tan bien, que ya ha decidido escoger a sus interlocutores, que no son otros que Rusia y los europeos en materia nuclear, China en materia comercial y militar y por lo ya dicho, Brasil.
Es del todo incomodísimo.com endilgar a la historia de la sociedad brasileña un destino manifiesto que la llevan a ejercer de un modo irreversible un papel imperialista, gracias a una pretendida "oculta vocación" encerrada en esa fabulosa macronación. De todos modos, o a pesar de todo, juzgamos que el análisis es válido, si se trata de reducir el problema a: ¿cuáles serían las condiciones que podrían animar a la oligarquía de ese país a avanzar en la dirección de instituir un "imperialismo brasileño"?, a saber, a) de que están en capacidad de satisfacer el requisito de convertir a Brasil en una potencia nuclear, b) de poseer en su discurso el leit motiv suficiente como para persistir en el empeño de desarrollar su economía a la escala global y c) en disfrutar de dar continuidad a la clara dirección de seguir avanzando en el camino de construir una diplomacia planetaria. PERO lo que es verdaderamente incomodísimo.com es es asignarle un vergonzoso lugar en el marco internacional como subimperialismo norteamericano (como lo propuso, en su momento, la doctrina kissinger). Para el gusto de incomodísimo.com, preferimos inclinarnos a derivar el derrotero del análisis hacia los diferentes escenarios que en un futuro-próximo se podrían desenrollar sobre la fórmula alternativa del BRIC + Países Exportadores de Petróleo, como un bloque emergente que tiene las condiciones económicas y políticas suficientes como para imprimir al Orden Económico Internacional otra dirección menos incómoda y más humanista que la señalada (y tenebrosa) en el artículo brillante del siempre apreciado intelectual Ángel Lombardi. Saludos de incomodísimo.com a ese Blog que consultamos todas las semanas para nutrirnos de la universaLIDAD DE SU AUTOR. Nota adicional: Desde la perspectiva de incomodísimo.com el problema de los EE.UU. en estos asuntos es que, ese Estado agresor ya no escoge interlocutores, porque es un gobierno que ha seleccionado en su política exterior el monólogo basado en una supuesta superioridad material y cultural.
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