domingo, 4 de diciembre de 2011

Palabras de Angel Lombardi Boscán

HOMENAJE NACIONAL AL DR. ANGEL LOMBARDI
FORO: LOMBARDI: HISTORIADOR

Agradezco a los organizadores el haber considerado mi presencia aquí en éste escenario donde se le rinde un caluroso y merecido homenaje a mi padre, el Dr. Angel Lombardi. Es inevitable que mi intervención sea laudatoria, y si a alguien molesta, desde ya me disculpo. Deben entender, que este es un momento muy especial, muy emotivo, y la figura de mi padre lo es prácticamente todo para mí. Las menciones a su biografía y la mía propia son inevitables.

Se supondría que por ser hijo de mi padre y compartir la misma profesión de historiador yo estaría en una posición privilegiada para establecer las claves de cómo mi padre ha entendido y entiende a la Historia. Y esto desde ya lo desmiento. En primer lugar porque mi padre entiende a la Historia y su enseñanza de una forma desacralizadora y heterodoxa, es decir, su inquietud intelectual como humanista ha sido tan vasta, tan constante, tan inquisidora que “nada de lo humano le ha sido indiferente”, siendo por ello que me atrevo a señalar que su obra y pensamiento son inclasificables; y segundo, porque hoy, mas que nunca, está dispuesto a emprender nuevos y fascinantes proyectos intelectuales. Y es que el tiempo de mi padre nunca ha sido el pasado, sino el futuro. Su confianza ciega en el país y sus posibilidades lo convierte en un autentico héroe civil de los que poco abundan. A mi me ha enseñado a pensar por cuenta propia y a procurar dudar de cualquier certeza a través del pensamiento critico, que metodológicamente, es el que siempre se ha servido en todas sus investigaciones y escritos. En “Introducción a la Historia”, libro que ya va por su 4ta. Edición, se encuentra reflejado lo fundamental de sus inquietudes y preocupaciones como historiador, y es por ello que invito a todos los que quieran saber como mi padre piensa a la Historia acudir al mismo y sin intermediarios. Una vez le escuché decir a un muy buen amigo de mi familia que “Introducción a la Historia” mas que ser un texto o manual para los estudiantes de la materia Teoría y Metodología de la Historia, curso éste que mi padre impartió en LUZ, que en realidad se trataba de todo un tratado de “antropología filosófica”, es decir, un manifiesto humanista escrito desde la sabiduría y la autenticidad de quien es un artista dentro del universo de la historiografía nuestra.

Yo por mi parte me la paso copiándome de casi todo lo que él dice acerca de la Historia o cualquier tema de la actualidad en el cual dirige su atención, fusilando sus geniales ideas a cada rato, y tratando de que su poderosa personalidad y su gran carácter no me fulminen. No hay un día que no aprenda de él y sus inspiradoras conversaciones, que de paso, tengo el privilegio de que estas son harto frecuentes. La acertada y provocadora sentencia que sostiene que “los historiadores lo que no sabemos, lo inventamos” tiene su particular sello, y no hay un escenario, en que yo mismo haga plagio de ella. Igual ocurre con muchas de las ideas de sus principales artículos de opinión en la prensa nacional y regional los cuales leo con avidez y entusiasmo. Mi principal influencia acerca de cómo entender y escribir la Historia provienen de él, y no me da ningún tipo de vergüenza decirlo públicamente. El que lea mis escritos podrá constatar esto. En pocas palabras: me siento orgulloso de las contribuciones que mi padre ha hecho en el campo de la historiografía universitaria y nacional, y le sigo y le acompaño porque le quiero y admiro, y ha sido y es una fuente de inspiración positiva y constante a lo largo de mi vida.

La influencia de mi padre sobre mi persona y profesión es una influencia benefactora que conscientemente sé que también podría haberme aplastado. Al compartir el mismo nombre y ejercicio profesional las comparaciones siempre serían inevitables. Esta difícil situación creo que ambos la hemos sabido enfrentar con madurez, entereza y optimismo, aunque mi padre siempre me ha propuesto que practique el parricidio, algo que yo, por supuesto, me he negado hacer. Siempre me increpa que el discípulo debe negar a su maestro, como sana lógica de crecimiento y renovación. Al hacer ésta confesión en publico me libero de éste gran miedo, y trato al igual que hace él, ser fiel a mi mismo. A ésta altura de mi vida nunca podría arrepentirme de haber escogido la profesión de historiador, que de paso, me apasiona. Y por otro lado, creo tener la suficiente personalidad y talento para escribir mi propia obra en el campo de la historiografía, sin que ello implique renegar de la influencia de mi padre como gran historiador que es. Ambos nos respetamos y hemos sabido ocupar nuestros respectivos espacios, aunque obviamente, su trayectoria, difícilmente yo la pueda emular.

Para concluir quisiera agregar tres aspectos, entre otros muchos que podrían mencionarse, que hacen de mi padre, el Dr. Angel Lombardi, un historiador fuera de lo común. En primer lugar, su laboriosidad. Yo nunca he visto a mi padre quejarse de prácticamente nada, sus fatigas las sabe sobrellevar de una forma estoica. Su constancia en el trabajo y afectos familiares no tienen parangón. En segundo lugar mi padre es un hombre digno. Orgulloso y altivo en el buen sentido de la palabra, que combinado con su sencillez y modestia, su don de gente, le ha llevado a practicar un pensamiento independiente y libre, autónomo a cualquier manifestación de poder, sea éste de la naturaleza que sea. Mi padre se ha labrado a fuerza de fe y lucha sus muchas victorias, y también, porque no decirlo: las derrotas. Y ya finalmente, mi padre posee una ética guiada por el bien común, todo su trabajo como historiador y hombre público ha tenido y tiene como norte la emancipación del hombre mas allá de todas sus miserias, mas allá de todas las injusticias. Para el Dr. Ángel Lombardi, la Historia ha representado toda una militancia a favor de la vida y las mejores causas humanas, y todo ello, con una coherencia y decencia que pocos pueden alardear. Son muy pocos los que enfrentan la existencia con algún sentido moral consistente, con nobleza e integridad: mi padre representa el retrato limpio de una persona buena, algo que obviamente heredó de su propio padre, mi entrañable abuelo: Nonno.

No puedo dejar de pasar la ocasión para decirles que la gran inspiración que Papá ha tenido y tiene en su inquietante y apasionante vida, lo que le confiere fuerza y confianza para conquistar las muchas cimas que ha escalado, es su gran amor: Lilia, mí querida madre.

Muchas Gracias

Angel Rafael Lombardi Boscán
MACZUL, 13 de octubre del 2011

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