lunes, 21 de septiembre de 1998

PUNTO DE RUPTURA



Interpretar a Chávez es ejercicio obligatorio porque el Comandante tiene una opción real de poder; inclusive más importante que el candidato es el “chavismo” ese fenómeno socio/cultural difuso, complejo y contradictorio que de alguna manera expresa un sentimiento generalizado de rechazo al viejo sistema partido critico, que ha arruinado al país y que ha empobrecido y nos ha llenado de temores e incertidumbres frente al futuro.  No hay duda sobre el mensaje de Chávez: acabar con el pasado inmediato; la podredumbre o cáncer terminal del sistema político.  Mensaje sencillo, que todos entendemos y la mayoría compartimos.  Igualmente sencillo es el mensaje con respecto al futuro:  la Constituyente, el método o el medio político/constitucional para acabar con el pasado que estamos negando y abrir cauces al futuro prometido.   Todo lo demás es secundario o reiteración de lo mismo.  El discurso se agota allí y en la promesa de un país mejor sobre un planteamiento de rescate moral del mismo y un rescate socio/económico afinado con algunas ideas y proyectos geopolíticos.  Chávez no necesita más para ganar las elecciones.  Sus adversarios son torpes, recurren a los viejos “clichés” para enfrentarlo y  al miedo y no saben que el mismo llevó al poder a Hitler y Mussolini.

La única posibilidad electoral para enfrentar a Chávez es Salas Romer, siempre y cuando evite alianzas indebidas y construya una referencia y una plataforma de centro/izquierda.

Tiene  que recuperar la confianza de la clase media en una salida electoral no traumática y en la posibilidad de un gobierno honesto y eficiente.  Tiene que inspirar confianza en los jóvenes y en un empresariado responsable y solidario.

Tiene que penetrar los sectores populares con un mensaje esperanzador y no populista.  Salas Romer está obligado a deslindarse del viejo sistema y crear un puente inteligente entre la Venezuela de la democracia que surge en el 58 y el comienzo del tercer milenio.  Tiene que proyectar, igual que Chávez, un rechazo pero también un buen gobierno y un nuevo proyecto de país.  Diciembre del 98 está lleno de incertidumbre y el futuro plagado de interrogantes, algunos francamente preocupantes.

Hay tesis catastróficas; de golpes de estado y antigolpes; de confrontación abierta y violenta y hay tesis más tranquilizadoras que sostienen  que nada va a pasar y el sistema se salvará y los de siempre volverán a     prevalecer, no lo creo, estamos en un punto de ruptura y mi mejor hipótesis o simplemente mi deseo es que se confronten Chávez y Salas Romer y sin sacrificar la democracia formal el país elija entre las dos opciones, ambas reformistas y ojalá que ninguna sea catastrófica, para el país y nuestra sociedad.


 

 

 


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