jueves, 2 de junio de 2005

Palabra, Escritura y Compromiso



I
Este libro es profundamente existencial y explica algunas convicciones acumuladas a través del tiempo que parten de los lejanos años 60 del siglo XX. Creíamos y creemos en el compromiso, es decir, en una existencia comprometida con lo mejor del ser humano: valores, ideales, creencias y en una existencia digna y libre; en una necesidad de honestidad e integridad personal, aunque nos obliguen a ir contracorriente; un combate indoblegable contra la cobardía moral y la subordinación acomodaticia a los intereses creados y a los que mandan.
De alguna manera es el “hombre rebelde” de Camus, irreverente, libertario y esperanzado que no quiere rendirse ni a la edad ni a las circunstancias, que quiere sumar su esfuerzo en la lucha permanente por un mundo mejor y que evita el encasillamiento político e ideológico.
Prometeo, Fausto y el Quijote son otros símbolos que admiramos y nos expresan en un diálogo con el mundo, no exento de contradicciones y derrotas, pero siempre dispuestos a levantarse como el ave fénix. Muchos de mi generación creyeron en estas cosas.
Se asumió el combate por la historia y por la vida creyendo firmemente que se podía cambiar el mundo y la vida, lo seguimos creyendo aunque la edad a veces nos hace desarrollar cierto escepticismo al respecto.
Primero fue la palabra, la acción nos urgía en una sociedad y en un tiempo irrepetible, aunque la mayoría de sus miserias y limitaciones siguen presentes. La vida nos impulsa y la realidad nos condiciona; en nuestro caso, la política, no fue tanto la búsqueda de representación y poder sino la oportunidad de servir, ser útiles. Después fue la escritura, el mismo combate y el mismo propósito, hasta que la vida nos alcance.


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