Creo que en una canción de Ali Primera se habla de “Pueblo manso, manso pueblo” para referirse a las sociedades que se aletargan en un determinado momento pero siempre terminan despertando y es que de no ser así no habría progreso histórico.
En una película reciente de Scott Ridley, se recrea muy cinematográficamente, la leyenda inglesa de Robin Hood, y en ella uno de los ejes argumentales gira en torno a la inscripción grabada en la espada del héroe y que más o menos dice algo así como: “Nunca rendirse hasta que los corderos se conviertan en lobos”. El mensaje en ambas referencias es el mismo: que la pasividad de los pueblos siempre es temporal.
Todo lo anterior viene al caso para referirnos a nuestra propia sociedad en los últimos tiempos y que suscita una pregunta reiterada: ¿Qué pasa que la gente no reacciona? Referido al hecho de la multiplicidad de problemas que nos acosan en nuestra cotidianidad y con un horizonte que no termina de despejarse. Las incertidumbres se acumulan y el futuro para mucha gente nunca había sido más desesperanzador. De acuerdo a la experiencia histórica este estado de ánimo colectivo es preocupante porque cuando aparentemente no hay reacción, cuando esta sobrevenga tiende a ser violenta y anárquica. Un ejemplo reciente fue el Caracazo de 1989. El presidente lo sabe y por eso echó para atrás el racionamiento eléctrico en Caracas y el decreto con respecto a los buhoneros y la venta de productos de la cesta básica.
Frente a estos imponderables de una violencia hipotética y no canalizada, nunca más importante que desarrollar la ruta electoral con las garantías suficientes de imparcialidad y equilibrio, de allí la importancia de las elecciones del 26 de Setiembre de este año. Oportunidad que debe ser aprovechada para que triunfe el equilibrio y el pluralismo político y que posibilite, a corto plazo, un gran acuerdo nacional incluida la disidencia chavista para crear las condiciones de gobernabilidad y progreso que el país está demandando. La inmensa mayoría de los venezolanos no desea otra cosa que recuperar la cordura y la racionalidad en los asuntos públicos y que la política vuelva a ser un espacio de confrontación democrática y diálogo constructivo y no como se ha pretendido hasta a hora desde el oficialismo como una guerra sin cuartel entre venezolanos.
En una película reciente de Scott Ridley, se recrea muy cinematográficamente, la leyenda inglesa de Robin Hood, y en ella uno de los ejes argumentales gira en torno a la inscripción grabada en la espada del héroe y que más o menos dice algo así como: “Nunca rendirse hasta que los corderos se conviertan en lobos”. El mensaje en ambas referencias es el mismo: que la pasividad de los pueblos siempre es temporal.
Todo lo anterior viene al caso para referirnos a nuestra propia sociedad en los últimos tiempos y que suscita una pregunta reiterada: ¿Qué pasa que la gente no reacciona? Referido al hecho de la multiplicidad de problemas que nos acosan en nuestra cotidianidad y con un horizonte que no termina de despejarse. Las incertidumbres se acumulan y el futuro para mucha gente nunca había sido más desesperanzador. De acuerdo a la experiencia histórica este estado de ánimo colectivo es preocupante porque cuando aparentemente no hay reacción, cuando esta sobrevenga tiende a ser violenta y anárquica. Un ejemplo reciente fue el Caracazo de 1989. El presidente lo sabe y por eso echó para atrás el racionamiento eléctrico en Caracas y el decreto con respecto a los buhoneros y la venta de productos de la cesta básica.
Frente a estos imponderables de una violencia hipotética y no canalizada, nunca más importante que desarrollar la ruta electoral con las garantías suficientes de imparcialidad y equilibrio, de allí la importancia de las elecciones del 26 de Setiembre de este año. Oportunidad que debe ser aprovechada para que triunfe el equilibrio y el pluralismo político y que posibilite, a corto plazo, un gran acuerdo nacional incluida la disidencia chavista para crear las condiciones de gobernabilidad y progreso que el país está demandando. La inmensa mayoría de los venezolanos no desea otra cosa que recuperar la cordura y la racionalidad en los asuntos públicos y que la política vuelva a ser un espacio de confrontación democrática y diálogo constructivo y no como se ha pretendido hasta a hora desde el oficialismo como una guerra sin cuartel entre venezolanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario