Publico aquí una entrevista que me realizó en Enero de este año Roberto Torres Luzardo. La entrevista también se encuentra publicada en la página de la Agencia de Noticias de LUZ.
Ángel Lombardi, historiador, escritor y ex rector de LUZ
“La universidad debe estar reformándose todo el tiempo”
El actual rector de la Universidad Católica “Cecilio Acosta” señala que la realidad del mundo exige un cambio. “Nuestro principal reto es cómo redefinir la Universidad venezolana de cara a las próximas décadas”, expone Lombardi.
A través del auricular, la voz de Ángel Lombardi resuena con aplomo. En las palabras que pronuncia se perciben dejos de medio siglo en contacto con el ámbito universitario. Ha caminado los atestados pasillos de varias casas de estudio como alumno, profesor y autoridad, por lo que su pensamiento reflexivo se torna necesario en el álgido punto en el que se encuentra la discusión sobre la Universidad que Venezuela necesita.
Como escritor, historiador y articulista, su opinión acerca del devenir de la sociedad ha quedado plasmado en diarios, blogs y portales digitales. Sin embargo, su rol de catedrático está impregnado hasta en su estilo conversacional. Antes de responder las preguntas que intentaban descubrir sus visiones sobre la transformación universitaria, tenía -ya preparada- una clase sobre autonomía y la universidad necesaria.
“La Universidad por definición siempre debe discutirse a sí misma porque forma parte de la vida y, por consiguiente, debe cambiar con la vida”, dice. “La reforma universitaria es un tema permanente y recurrente, por eso es un absurdo pretender que estamos descubriendo el tema de la reforma. La Universidad tiene que estar siempre en diálogo con su entorno y en autointerpelación permanente, con sentido crítico y en contacto con otros sectores”.
Como si diera una ponencia ante la Academia de Historia del estado Zulia -de la cual es miembro-, asocia fechas y lugares para asegurar que la autonomía universitaria ya se ha definido por un ente internacional. “1962, en Nueva Delhi. 1963, en Cambridge. 1964, en Moscú. 1965, en Tokio: la Asociación Internacional de Universidades definió ya las características de la autonomía universitaria”.
La selección de sus estudiantes con criterios libres y amplios por cada universidad; la autonomía curricular, docente y administrativa; autonomía en investigación; y autonomía para administrar los recursos financieros. De esta manera, las universidades mundiales se plantean el concepto de autonomía.
Así como analiza los pormenores de la política venezolana en sus artículos de opinión, también analizó las áreas problemáticas que la universidad debe estudiar. Financiamiento, ingreso y permanencia de estudiantes, modernización administrativa y organizacional, incorporación de la informática, contacto con el sector productivo e internacionalización constituyen para Lombardi los parámetros que definen el modelo universitario del siglo XXI, y que en Venezuela deben ser trabajados.
Con la premisa final de asumir la discusión universal que se viene dando en los últimos cincuenta años sobre el modelo universitario, concluye su intervención y se dispone a contestar algunas preguntas que buscan, en esa mente forjada por la universidad y las letras, las soluciones para un sistema universitario que reclama una reforma.
En su experiencia cercana con la universidad –que se cuenta en décadas–, ¿cuáles son los problemas clave a solventar para poder darle continuidad al proceso de transformación universitaria?
–Tengo casi medio siglo de experiencias universitarias: desde estudiante hasta autoridad. Un problema universitario es que no se puede hacer ni demagogia ni politiquería de partidos. Hay que recuperar el sentido del diálogo sobre la racionalidad y sobre un sentido agudo de auto crítica para poder avanzar. Tenemos que ver qué se discute a escala mundial, los problemas comunes, los problemas venezolanos y tomemos decisiones en base a eso y no a imposiciones.
Estamos montados en un proceso de reforma universitaria. ¿Cuál es el rol de la Universidad en este momento crucial?
–No estamos montados en un proceso de reforma, porque tal cosa no se decreta. La universidad debe estar reformándose todo el tiempo. Lo que pasa es que en Venezuela dejamos una Ley [de Universidades] obsoleta que debió haberse cambiado hace muchos años. Tampoco podemos cambiar la ley en función de los intereses de un gobierno determinado. Quien está planteando la reforma universitaria no es el gobierno, sino que la propia realidad del mundo nos obliga al cambio, el cual debe ser producto de un diálogo hacia dentro y hacia fuera.
¿Qué es lo que la Universidad debe proveer al país?
–La Universidad no es una fábrica para responder una demanda de producto, es una institución que forma parte de un proyecto educativo cultural y responde básicamente al proceso civilizatorio, en función del desarrollo de la ciencia, la técnica y el pensamiento en general. Las universidades nacen dentro del proceso evolutivo de la humanidad, que va generando respuestas técnicas, científicas, filosóficas y teóricas a las demandas que la sociedad va exigiendo.
¿Cuál es su visión sobre el ejercicio político en la universidad?
–Evidentemente, la universidad se ha visto politizada por ambos lados. Por esto, no terminamos dialogando sino discutiendo dogmas o posturas políticas que no tienen nada que ver con el verdadero quehacer universitario.
Algunos teóricos y profesores opinan que la universidad debería estar exenta de las actividades políticas…
–No, la universidad no puede ser neutra. No debemos confundir la política con los intereses partidistas. La universidad es una institución política en la medida en que forma parte de la sociedad y que en ella se discutan los problemas. No podemos castrar políticamente a la universidad, porque tiene ella que asumir un compromiso político, pero no con un partido determinado. La Universidad no tiene militancia partidista o ideológica: como todo campo de la ciencia, es absolutamente plural y libre. Tampoco significa esto una neutralidad política porque la universidad tiene que fijar posición, pero no sobre la evaluación pasional de la realidad sino la evaluación racional.
Se han expresado opiniones variopintas sobre las formas de gobierno de la universidad y, particularmente, sobre el tema del voto paritario. ¿Qué opina al respecto?
–La forma de gobierno tiene que ser abierta, libre, democrática y participativa. No hay otra manera de gobernar la universidad. El tema del voto paritario hay que discutirlo, porque hay que calificar al electorado en función de qué se va a elegir y a quién se va a elegir. No le consultas, en una operación, a quien cuida el quirófano: le preguntas al experto. Si tratamos temas administrativos, evidentemente pueden participar todos los sectores universitarios. Por otro lado, en temas académicos, quienes están calificados son los del sector académico. No hay que hacer demagogia ni populismo con lo del voto paritario, sino establecer un gobierno y elección de autoridades en un amplio sentido democrático. La particularidad y los límites habrá que discutirlos.
¿Qué significaría para el futuro de Venezuela desaprovechar la coyuntura actual de transformación?
–Todos los gobiernos han pretendido controlar las universidades. Este gobierno también, intentó una ley irracional y absolutamente interventora. Eso abre el camino ahora para lograr un verdadero diálogo entre el sector universitario, gubernamental, político y económico. Es un buen momento, si de verdad queremos la transformación, para un diálogo creativo, donde nadie trate de imponer su ideología ni sus intereses. Sobre esa base hay la posibilidad de crear una legislación universitaria adecuada a los retos del futuro, de la universidad del siglo XXI. A mi juicio, nuestro principal reto es este: ¿cómo redefinir la Universidad venezolana de cara a las próximas décadas? Al fin de cuentas, la universidad es histórica, y si evoluciona la sociedad, también la universidad debe hacerlo.
En 2088, se cumplirá un milenio de la creación de las universidades. ¿Cómo espera Ángel Lombardi que se encuentre la universidad venezolana para esas fechas?
–La veo como una universidad reformada que le sigue respondiendo al país. Es decir, que no sea ni anacrónica, ni atrasada, ni envejecida: una universidad renovada y al ritmo de los tiempos. El principal reto de la humanidad es el tecno-científico, es decir, que debemos incorporarnos de manera agresiva a la producción científica, al desarrollo tecnológico, y pensar los problemas nacionales para contribuir a resolverlos y canalizarnos. La universidad no hacer activismo político de calle. No es una institución para formar parte de las luchas políticas coyunturales: es histórica, forma parte de la realidad, pero su misión principal es el desarrollo de la ciencia y la técnica y lógicamente del pensamiento asentado sobre unos valores y principios.
AGREGADO 1
En el libro Escritura y compromiso (Unica, 2005), Ángel Lombardi plasma sus reflexiones sobre la universidad venezolana. Filosofía, historia y academia convergen en este texto que, a pesar de tener seis años de publicado, expresa en cada página ideas apropiadas para los tiempos que corren. La expresa voluntad de trabajar por una mejor universidad es algo que nunca pierde vigencia y, por ello, reproducimos algunos pasajes que ilustran muy bien la Universidad que Lombardi percibe.
Sobre la Universidad y su relación con el tiempo
“La universidad es una cronotopía: vive en el tiempo y es habitada por éste. Mil años la definen y la hacen casi eterna, siempre y cuando sepa interrogarse a sí misma y sepa responder a los desafíos de los tiempos. Para unos, vive su ocaso, para otros, una encrucijada y una transición. En este principio de siglo y de milenio, de alguna manera somos responsables del futuro. La universidad lo es, por encima de todo, porque allí mora la juventud que a todo se atreve y el intelecto que todo lo osa”.
Sobre el concepto de autonomía
“La autonomía es y debe ser un concepto dinámico. Es útil como instrumento de lucha frente a una dictadura, pero utilizada de manera diferente en un régimen democrático como el venezolano. La autonomía debe traducirse, esencialmente, en la salvaguarda de la libertad de cátedra y de autogobierno, pero que no implique una autosegregación del acontecer nacional. Se hace necesaria una nueva doctrina universitaria que genere una nueva política institucional; y que oriente y guíe las decisiones legislativas, administrativas y académicas que las autoridades de afuera y de adentro se vean precisadas a adoptar”.
Sobre la transformación universitaria
“La nueva situación nacional y la actual coyuntura crítica plantean la necesidad de una reflexión renovada sobre la universidad y, de ser posible, desarrollar una nueva concepción sobre ella. Es necesario crear nuevos liderazgos e inéditos esquemas de acción para que la universidad pueda volver a situarse a la altura de los tiempos y responder con éxito a los retos internos y externos que se le han planteado. La responsabilidad es de todos los sectores universitarios, pero fundamentalmente del profesorado”.
domingo, 13 de marzo de 2011
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