En una sociedad democrática los procesos electorales son necesarios e inevitables, a pesar de sus imperfecciones y limitaciones y particularmente son perentorios durante las crisis políticas como es el caso venezolano. La sociedad venezolana va a participar mayoritariamente en tres procesos electorales, el 7 de octubre de este año, así como en diciembre y en abril del próximo año. Nuestra fe en los procesos electorales esta tan desarrollada que fué lo que abortó y permitió evitar una crisis en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992, así como en el rechazo y fracaso de la otra intentona del 11 de abril de 2002. En esta coyuntura electoral no sólo está en juego el poder y el dilema estratégico de continuar con un gobierno fracasado o abrir alternativas ciertas de cambio. La situación es y será difícil, tanto en lo económico como en lo social, pero para eso existe la política y así tiene que entenderla ambos sectores tanto del gobierno como de la oposición y propiciar y permitir un diálogo constructivo necesario. La oposición y su candidato presidencial parecen haberlo entendido y de allí la inteligente estrategia electoral de no confrontar sin dejar de denunciar, al mismo tiempo que se predica y practica un lenguaje de paz y respeto. Nos hace falta a todos los venezolanos volver a creer y practicar la convivencia en la diversidad y a compartir un futuro, sin dogmas ideológicos y sin fundamentalismos de ningún tipo. Necesitamos el retorno de la “real politik”, regresar a un sano realismo político y porqué no a un pragmatismo necesario, sin menoscabo de los principios e ideales y hasta de las utopías que cada sector profese. La política por definición siempre se ha movido entre el ser y el deber ser.
En nuestra apreciación la oposición tiene una excelente oportunidad de victoria, tal como lo testimonian sus 3 millones de votos que participaron en las primaras para elegir al candidato y estamos seguros que los candidatos a gobernadores y los 335 candidatos a alcalde constituyen un formidable equipo de liderazgo conjuntamente con el candidato presidencial sustentado en un cambio generacional y una voluntad de cambio innegable. La política ha vuelto a fluir por lo menos en los campos de la oposición ya que lamentablemente en el sector oficialista la autocracia prevalece tanto en el gobierno como en el partido. En la política de nuestro tiempo no hay espacio para el mesías, todos los liderazgos son temporales y los equipos políticos son alternativos. La llamada ruta electoral no va a ser fácil, hay muchas tensiones en curso y para la oposición desventajas evidentes, a pesar de lo cual no podemos dejar de ser optimistas y pensar que mejores tiempos están por llegar.
viernes, 13 de abril de 2012
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