domingo, 9 de junio de 2013

Garrote y/o zanahoria


En cualquier curso de gerencia se utiliza esta terminología conductista y tan poco poética de “garrote y/o zanahoria” para expresar la vieja fórmula pedagógica del premio y castigo tan usada en las escuelas y familias tradicionales. El actual gobierno -profundamente anacrónico, tanto en su origen como en su desempeño- aspira a recuperar legitimidad y gobernabilidad con este viejo método que pretende reducir la naturaleza humana casi a la condición de bestias. A los animales se les “educa” a golpe y/o con gratificaciones.
El gobierno ha invitado al sector empresarial a conversar sobre la base de cooperar para reactivar la producción y combatir el severo desabastecimiento, provocado por el mismo gobierno que golpea y afecta todos los sectores, particularmente los más débiles económicamente, como lo son los sectores populares, la clase trabajadora y la golpeada y precaria clase media, con ingresos fijos e insuficientes, y enfrentados todos a una inflación cercana al 30%. Con ello se cae la propaganda gubernamental al pretender señalar como responsables al sector privado y no asumir su propia responsabilidad, producto de su fracasada e irracional política económica de expropiaciones arbitrarias e improductivas y una corrupción fuera de control.
El “show” empezó con la promesa no de rectificar políticas erróneas sino con la expectativa de repartir dólares preferenciales y estimular la elemental codicia y el interés legítimo de un sector empresarial que sobrevive con el acceso a estos dólares, es decir, la “zanahoria” deseada y apetecida. Para los otros sectores se utiliza la estrategia de las expectativas y promesas económicas, en particular, el aumento salarial y en primer lugar para el sector militar.
El “garrote” es para los demás, para la oposición política en general y el sector sindical y crítico del país. La idea es atemorizar y “descabezar” liderazgos y para ello se sigue utilizando los poderes públicos, en particular la fiscalía y los tribunales, lamentablemente partidizados.
En lo personal creo profundamente en la tolerancia, la convivencia, el diálogo y la paz como valores absolutos y necesarios de un sistema político y social, de allí que lo apropiado sería en vez del “garrote y/o la zanahoria”, un gran diálogo nacional, tal como lo vienen proponiendo diversos sectores y particularmente la Conferencia Episcopal Venezolana, y es que la política no puede sustentarse en una idea errónea de la naturaleza humana, asumida en su versión primitiva o biológica, sino al contrario asumir a plenitud el hecho cierto de que los seres humanos somos libres y portadores de una dignidad personal absoluta y que no puede ser maltratada o manipulada por el presunto pragmatismo de una fórmula tan primaria como “garrote y/o zanahoria”.

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