Esta fue la frase que
utilizó Gertrude Stein, para referirse a la generación de
escritores norteamericanos que hacían su peregrinaje existencial y
literario a París, entre otros, Henry Miller y Ernest Hemingway. La
realidad demostró que no sólo no estaban perdidos sino que su
escritura marcó de manera indeleble a su país y a la cultura del
siglo XX. El problema es de talento y esfuerzos más que de
circunstancias. Esto viene al caso, porque en Venezuela se viene
hablando de décadas perdidas para las últimas generaciones que les
tocó nacer y vivir en una sociedad sometida a todas las pruebas.
Son las llamadas generaciones de la crisis. Para el país son 30
años no de pro-greso sino de re-greso. Para millones de jóvenes su
realidad y su circunstancia para “triunfar” o para “fracasar”.
El destino individual no puede confundirse con el destino colectivo,
aunque aceptamos como válida la frase historicista atribuida a
Ortega y Gasset “yo y mi circunstancia”. Millones de jóvenes no
han conocido otra cosa que incertidumbre y falta de oportunidades,
por una política suicida de división del país y destrucción de la
economía, pero como las sociedades no se suicidan, muchos de estos
jóvenes no sólo aprendieron a sobrevivir sino también a progresar.
Todo esto resulta trágico e innecesario si tomamos en cuenta que
Venezuela es un país privilegiado en muchos sentidos. Existen los
recursos humanos y existen los recursos de la naturaleza que
configuran un país con todas las ventajas comparativas y
competitivas que la ciencia económica ha establecido.
Estos tiempos de
incertidumbre, temor y precariedad, tengo la impresión que están
por terminar o por lo menos, es mi deseo. Si asumimos la teoría
pendular de la historia de Vico, 30 años es mucho tiempo para una
crisis que comenzó siendo política, continuó como crisis política
y social y terminó siendo una verdadera crisis moral y que
posibilitó esta autocracia militarista de los últimos 14 años.
En términos
filosóficos nadie triunfa o fracasa absolutamente y así ha ocurrido
con las últimas generaciones y el país en general. Inclusive este
re-greso debe implicar necesariamente unos aprendizajes que a mi
juicio muchos millones de venezolanos han asumido y es que la
Venezuela rentista y saudita es una realidad que ya pertenece al
pasado y que solamente si asumimos nuestras responsabilidades
individuales y colectivas podremos reasumir nuestro proyecto
democrático-modernizador de sociedad abierta, plural y progresista,
y creo que millones de jóvenes así lo han entendido y lo están
asumiendo y por eso el futuro se está convirtiendo en la
idea-programa que poco a poco le está devolviendo la confianza a los
venezolanos.
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