Un error frecuente
entre nosotros es pensar que las cosas comienzan hoy, alguien nos
llamó en el siglo XIX paises del primer día dela creación,
refiriéndose en general a Latinoamerica. Así mismo, otro error
frecuente, es proyectar desde nuestro voluntarismo político, un
mañana producto de nuestros deseos mas que de nuestras tradiciones y
posibilidades reales. Uno de los aprendizajes fundamentales en
términos socio-culturales es el concepto de continuidad y cambio y
cómo las cosas se obtienen más por reformas oportunas que por
interrupciones bruscas de la continuidad societaria. En Venezuela, en
1810, se diseñó una Constitución y una República liberal de corte
civil, pero que lamentablemente la circunstancias y los hechos
históricos de las guerras y los conflictos, terminaron desarrollando
una república incivil totalmente dominada por caciques y caudillos y
signada por la violencia. En el siglo XX, y gracias a la explotación
petrolera, el país pudo contar con una base material necesaria para
desarrollar un proyecto democrático moderno, que con altibajos y
accidentes diversos hemos venido desarrollando como sociedad en los
últimos 100 años signado por la sombra del petróleo (1914-2014).
Para Mariano Picón
Salas nuestro siglo XX comenzó en 1936, a raíz de la muerte del
dictador Juan V. Gómez, a mi entender casi me atrevería a decir que
el siglo XXI comenzará cuando derrotemos políticamente este
proyecto insensato de autocracia decimonónica y totalitarismo propio
del siglo XX. Es convicción que el futuro nunca puede conjugarse en
pasado, aunque como ya habíamos dicho, el pasado es fundamental para
preparar el futuro. No hay tarea más importante que continuar
construyendo la democracia civil y la modernidad necesaria que se
traduzca en bienestar colectivo sobre la base de una sociedad
educada, plural, tolerante, con gobiernos alternativos y división e
independencia de los poderes. Tenemos la plena confianza, apuntalada
sobre las muchas experiencias positivas del siglo XX que Venezuela,
con la palanca petrolera todavía a su disposición puede seguir
configurando una sociedad industrial, moderna y democrática, el reto
es hacerlo en paz y dentro de los canales legales y constitucionales
que la civilización nos obliga y en donde todos los sectores puedan
expresarse y participar, sin exclusiones de ningún tipo. Venezuela
es de todos y la hacemos entre todos, como creo que dijo en algún
momento Rómulo Betancourt.
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