viernes, 4 de abril de 2014

100 años de Economía Petrolera (1914-2014)


Sin caer en el mecanicismo histórico marxista y mucho menos en el determinismo económico, pero sin lugar a dudas no puede entenderse y explicarse el último siglo venezolano sin recurrir a lo que ha significado el petróleo para el país en todo sentido. Este mineral, que en el subsuelo no tiene ningún valor económico, extraído, producido y distribuido se convierte en uno de los productos más apetecidos y rentables para la economía moderna que como se sabe funciona a partir de las fuentes de energía. El petróleo, en las primeras décadas del siglo pasado fue explotado por transnacionales norteamericanas y anglo-holandesas, y el país por concepto de renta recibía una ganancia absolutamente marginal con respecto al valor real del producto. En 1943, el Estado venezolano, no sólo fue incrementando su participación en la renta petrolera sino que se involucró progresivamente en el manejo de la industria, hasta culminar con la nacionalización en 1976, siendo mas una estatización de la industria que una verdadera nacionalización.
Desde 1922 hasta hoy, la economía venezolana ha dependido fundamentalmente de estos ingresos petroleros creando una distorsión que se conoce con el nombre de “efecto Venezuela” que significa, básicamente, una economía importadora de puerto y una sociedad vorazmente consumista, alcanzando su mayores niveles de perversión en los momentos en que los precios del petróleo eran más altos en el mercado mundial y los ingresos se multiplicaron aceleradamente, así es como se habla de un primer boom petrolero en la década de los 70 del siglo pasado y en esta primera década comenzando el siglo XXI. Paradójicamente, mientras más dinero entraba más aumentaba la corrupción, el despilfarro y la ineficiencia, de allí que el llamado “efecto Venezuela”, terminó siendo un mal ejemplo para el mundo de lo que no debe hacerse en materia de economía política.
Gracias a la renta petrolera pudiéramos sintetizar la historia del último siglo como 70 años de progreso del país en todos los órdenes, convirtiéndonos en una economía y una sociedad exitosa, hasta los últimos 30 años de una crisis recurrente, de un país empobreciéndose y unas élites desorientadas pero que no dejan de seguir consumiendo improductivamente la renta petrolera.
En la percepción psicológica y sociocultural del venezolano el petróleo es lo mejor y lo peor que nos ha pasado y así se expresa en nuestra literatura al identificar a Mr. Danger como la principal amenaza al desarrollo del país y que terminó calificando al petróleo como excremento del diablo. Al final no es el petroleo culpable de nada sino quienes lo han administrado, los diversos gobiernos, que desde Gómez hasta hoy lo siguen haciendo con total arbitrariedad y distribuyendo la renta producida para formar una burguesía nacional siempre vinculada al poder político y una población que se acostumbró a una expectativa de derechos sin responsabilidades y que en términos políticos permitió alimentar una concepción del Estado y del gobierno básicamente populista.

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