Una excelente película musical que recuerda mucho a Buena Vista Social Club, en ambas el personaje principal es la sociedad cubana y la propia ciudad de la Habana. Los personajes viven atrapados en el tiempo detenido que es Cuba “esa loca y maravillosa isla” y una ciudad que se congeló en los años 50 del pasado siglo, bajo el férreo control del patriarca revolucionario con 47 años de dictadura personal. Si no fuera por el dolor y la tragedia de medio siglo, época y personaje serían la continuación de la novela de Cabrera Infante “La Habana de un infante difunto”.
En la película la música lo es todo: refugio, evasión y protesta pero que no puede evitar el drama final de la diáspora y el exilio interior; la esposa y los hijos intentan llegar a Miami; el amigo sale a buscar su oportunidad en España y el personaje principal que no se atreve a abandonar la isla, asume su destino agónico de futuro sin esperanza.
Cuba y su revolución han sido el gran fraude y la gran estafa para tres generaciones de cubanos que en nombre de la dignidad permitieron que les robaran la libertad, para terminar sin la una ni la otra, la única diferencia geo-política entre ayer y hoy, es que dejaron de ser el gran casino norteamericano para convertirse en el garito europeo que son hoy, jineteras incluidas.
Este oscuro período de la historia cubana sólo se salva gracias a la música y a la literatura haciendo verdad aquello que cuando nada queda sólo queda la cultura.
En la película la música lo es todo: refugio, evasión y protesta pero que no puede evitar el drama final de la diáspora y el exilio interior; la esposa y los hijos intentan llegar a Miami; el amigo sale a buscar su oportunidad en España y el personaje principal que no se atreve a abandonar la isla, asume su destino agónico de futuro sin esperanza.
Cuba y su revolución han sido el gran fraude y la gran estafa para tres generaciones de cubanos que en nombre de la dignidad permitieron que les robaran la libertad, para terminar sin la una ni la otra, la única diferencia geo-política entre ayer y hoy, es que dejaron de ser el gran casino norteamericano para convertirse en el garito europeo que son hoy, jineteras incluidas.
Este oscuro período de la historia cubana sólo se salva gracias a la música y a la literatura haciendo verdad aquello que cuando nada queda sólo queda la cultura.
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