lunes, 6 de diciembre de 2010
“Este hablar vacío”
En el periódico TalCual del 19 de Octubre de 2010 hay un interesante artículo de Francisco Rivero, titulado “Suerte de la lógica” que debería leerse y comentarse en todas nuestras escuelas de Comunicación Social y tiene que ver con la impertinente e impropia manera de preguntar e interrumpir de algunos conductores o animadores de espacios comunicacionales cuando tienen entrevistados o en actos públicos con la intromisión inoportuna de interlocutores totalmente descontextualizados. Dice Rivero: “Este hablar vacío es expresión de la alienación activa propiciada por la cultura mediática de masas, que prescinde de la lógica y le importan tres pitos pensar”. Una preocupación parecida, en un contexto cultural más amplio, han expresado diversos autores con respecto a la banalización y superficialidad de los medios de comunicación y en general de la llamada subcultura urbana casi siempre negadora o en conflicto con la lógica y la objetividad. Es increíble nuestra capacidad para la incoherencia y lo irracional, así como para la degradación reduccionista del lenguaje. Lo superfluo y lo superficial pareciera caracterizar toda la cultura urbana moderna, de allí ese naufragio colectivo de incultura y mala educación: hablamos de todo de manera irresponsable. Exageramos, calumniamos y murmuramos de manera increíble; lo inventado se convierte en verdad, sin demostración y sin apelación. Nuestra creencias de cualquier tipo es la verdad consagrada y nuestras tonterías, dichas y hechas son aceptadas sin replicar. En el tema religioso no aceptamos contradicción, ni en la política ni en lo deportivo ni en nada que creamos que son nuestras verdades. Indudablemente nos falta humildad y ciencia y nos sobra vanidad; si el lenguaje es comunicación por definición (reconocerse en el otro) nuestro hablar vacío no es lenguaje ni es comunicación. Ello explica en parte la famosa soledad urbana así como la usual agresividad en la conducta de las personas que habitan las grandes metrópolis. El lenguaje no solo comunica y expresa la realidad sino también deconstruye y degrada a la misma, de allí la obligación de atender de manera prioritaria este aspecto de lo humano, tanto en la escuela como en el contexto de la sociedad educativa, concepto novedoso que implica y compromete en todo tiempo y lugar al entorno social en el compromiso educativo y en donde el respeto y el lenguaje sin lugar a dudas constituye el primer eslabón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario