lunes, 18 de junio de 2007

Autonomía Universitaria


Con propiedad podemos hablar de un principio que vincula orgánicamente autonomía y democracia, toda amenaza a la autonomía termina amenazando a la propia democracia, y evidentemente cuando la democracia desaparece, desaparece la autonomía.
Desde 1910 en Méjico, con la Revolución, y a partir de 1918 en Córdoba, Argentina, se da inicio a una historia universitaria tormentosa y creativa al mismo tiempo. La Universidad latinoamericana pasa a ser protagonista fundamental del proceso histórico de nuestros países, especialmente en el campo político y en el proceso de reforma y cambio de nuestras sociedades; que han permitido viabilizar la aparición y el ascenso de los sectores emergentes de nuestras sociedades. La historia latinoamericana es inconcebible sin sus universidades.
Igual que hoy podemos decir que el siglo XXI es impensable sin las Universidades, siempre y cuando estas acepten y asuman el reto científico y tecnológico que ello demanda, así como se aceptó el reto de profesionalización y participación en la formación y desarrollo de nuestras nacionalidades. La reforma universitaria y el cambio en todos los órdenes se han tornado en un imperativo categórico para los universitarios y para nuestros países.
La amenaza del poder a nuestras universidades siempre ha estado presente y cosa curiosa, siempre son algunos universitarios que se prestan a ello. Con el argumento de la reforma universitaria, se intervienen las Universidades para controlarlas. La autonomía y la anti-autonomía forman parte de una dialéctica de acero que convierte el recinto universitario en campo de batalla ideológico de toda una sociedad que trata de definir sus auténticos espacios de libertad y democracia.
El drama de nuestra autonomía, hoy con rango constitucional, es que está sometida a la amenaza permanente por la dependencia financiera con respecto al Estado, es decir, al gobierno de turno y por una crisis estructural que no termina de canalizarse adecuadamente. Los universitarios estamos en mora con la reforma universitaria y el Estado Venezolano nos debe la legislación y el financiamiento adecuado.
Cada tanto tiempo, la Autonomía vuelve a ser objeto de discusión. Convertida en bandera indiscutible del movimiento universitario latinoamericano, ha servido para definir y justificar muchas cosas. La Autonomía ha sido ubicada en esa tierra de nadie, que va entre el mito y la realidad y en donde se pretende una permisibilidad absoluta. En verdad el concepto de Autonomía expresa una realidad histórica cambiante, ella es un medio y no un fin en sí misma.

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