domingo, 28 de octubre de 2012

Entre el miedo y la esperanza


Otra vez ha triunfado el ventajismo de un gobierno inescrupuloso que se sustenta en un sistema electoral fraudulento y perverso. Pudiéramos calificarlo como el método cubano, de represión y control y que tan eficazmente ha funcionado en la isla-prisión por más de medio siglo. El aporte venezolano serían nuestras viejas picardías electorales y el abundante dinero propio de una renta petrolera generosa. La fórmula es simple, generar miseria y miedo, miedo y miseria, es el método empleado por un régimen personalista y militarista como el nuestro. El sistema comienza a operar ha partir del REP, sustentado en un sistema nacional de identificación totalmente operado por los cubanos y que permite incorporar de manera abierta y “legal” miles y quizás millones de extranjeros. El siguiente paso es la información y control, propio de un estado policial, de todos los ciudadanos a partir de la información pormenorizada de su vida, movimientos e intereses, de allí la presencia cubana en puertos y aeropuertos, notarias y registros, lugares donde se concentran todo lo vital de nuestra economía y de nuestra sociedad. Chávez ha hipotecado la soberanía nacional a cambio de su permanencia en el poder. Todo lo demás es manipulación ideológica y propaganda muy propio de regímenes cuyas características perversas lo emparejan tanto con el nazi-fascismo como con el comunismo. A pesar de ello 6 millones y medio de venezolanos siguen empecinados en no dejarse avasallar por esta dictadura personal en curso y amenazante proyecto totalitario. Estamos convencidos que si la oposición no termina de asumir al régimen en su verdadera naturaleza siempre le van a faltar votos para derrotar la propagada oficial, la descarada manipulación del elector y l disposición generosa de votantes cautivos. La oposición no puede continuar siendo ingenua en sus estrategias y políticas y mucho menos seguir alentando falsas esperanzas en la gente. Hay que entender que estos son procesos largos y complejos y que no se agotan en lo electoral. Sin renunciar a participar electoralmente hay que denunciar las trampas del sistema, sin temor a que el ciudadano conozca la verdad de las cosas, pero igualmente hay que insistir en la participación y organización de partidos políticos y sociedad civil en las protestas de calle que permanentemente se generan a partir de un mal gobierno, ineficiente y corrupto, y una sociedad crecientemente problematizada y amenazada. En la unidad opositora hay que desterrar la tentación de las hegemonías y los sectarismos. Todos somos y son necesarios. No avergonzarse de lo positivo del proyecto democrático desarrollado en Venezuela a partir de 1958, al contrario, hay que recuperarlo y darle continuidad creativa.
Hay que evitar el desaliento a todo trance y apostar a una victoria electoral igual que las elecciones parlamentarias que permita mantener y acrecentar gobernaciones y alcaldías, especialmente en la Venezuela urbana y de clase media que sigue siendo la mejor garantía de progreso, de democracia y libertad. Tenemos una importante tarea por delante, seguir construyendo la mayoría política necesaria para derrotar este régimen, de allí la importancia de las elecciones de este diciembre, así como las del próximo año y definitivamente tenemos una gran oportunidad de conquistar una mayoría política de cara a las parlamentarias del 2015, más allá de cualquier otro imponderable que no depende de nuestra voluntad política. El proyecto y gobierno alternativo de un país plural, abierto y democrático se construye día a día y seguimos convencidos que si no fueran por el miedo, el chantaje y la compra-venta de votos esta mayoría hubiera triunfado sin lugar a dudas en las recién finalizadas presidenciales.
No nos engañemos con los cantos de sirena del reelecto, enfermo y obcecado que ha reiterado que va “a profundizar la revolución” es decir, más miseria, más miedo y más represión. ¿La dirigencia opositora está consciente y preparada para esto?.  

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