viernes, 24 de abril de 2009

La justicia como venganza

El régimen tiránico (entendida la tiranía como el sometimiento del gobierno y del estado a la voluntad, capricho, arbitrariedades, pasiones y emociones de un solo individuo), ha impuesto en Venezuela una hegemonía que no acepta ninguna contradicción, ni oposición, ni disidencia; quien lo intenta debe ser aniquilado políticamente y echado a un lado, por ahora con la cárcel y el exilio o la inhabilitación de hecho y de derecho.
¿Cómo ha sido esto posible? Una explicación podría ser la “democracia boba” que lo engendró.
De la crisis y del miedo que ella engendraba, en vez de mirar hacia delante como sociedad miramos hacia atrás y volvimos a elegir a CAP II y Caldera II al haber fracasado en elegir a una ex – reina de belleza.
Sin haber salido de la crisis y con mucho miedo y confusión hicimos presidente a un conspirador profesional que venía de las catacumbas cuartelarias y de la Venezuela decimonónica con su “árbol de las tres raíces” y sus tres nombres sagrados de la mitología nacional.
Un grupo de logreros que siempre abundan en suelo patrio, apadrinaron al teniente coronel, audaz y hablador y después como casi siempre ocurre la criada le salió respondona.
El aventurero hecho con el poder, se engolosina y no quiere dejarlo y para ello utilizó la eficaz asesoría cubana. ¿Cómo un país pequeño y cómo un régimen político tiránico y fracasado usurpa nuestra soberanía, anula nuestro orgullo nacional; se aprovecha de nosotros en todos los sentidos y nuestro presidente de manera sumisa y servil, va a recibir ordenes, hasta ahora con 48 visitas a la isla, situación nunca vista en la conducta de ningún jefe de estado?
La chequera petrolera fue su segundo instrumento y el tercero la estrategia del miedo siguiendo en esto a Maquiavelo cuando afirmaba que el gobernante debe inspirar temor y actuar sin compasión. Para ello el discurso amenazante y descalificador, para recordarnos que esta es una revolución armada y para que no queden dudas todos lo poderes públicos están subordinados al jefe. La estrategia es coherente, primero fue la inhabilitación política de algunos opositores, luego la prisión de otros y la condena injusta de los Comisarios y en estos momentos el acoso a Rosales y la prisión de Baduel.
Este régimen no tiene autoridad moral para juzgar ni por conspiración ni por corrupción a nadie y su concepto de la ley es el mismo que tenía el dictador Trujillo quien decía “a los amigos todo, a los enemigos la ley”.

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