jueves, 24 de enero de 2013
Derechos Humanos
No hay doctrina más
pertinente ni programa político más obligante que los Derechos
Humanos. Conquista moral y civilizatoria de la humanidad cuyos
antecedentes más remotos se encuentran en las antiguas sabidurías
religiosas y particularmente el cristianismo con la prédica
evangélica de Jesús y su proclama universal de que todos somos
hijos de Dios y en consecuencia, hermanos, y obligados por ello mismo
al Amor, y cuya regla de oro, fundamento de una ética universal es
“no le hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”. En la
modernidad, los momentos históricos que proclamaron estos
principios, como se sabe, fue la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano de la Revolución Francesa en
1789, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos asumidos
por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 10 de Diciembre
de 1948. En todas las sociedades se cometen abusos contra los
derechos humanos, en unas más que en otras, lo que no significa
abandonar la denuncia y exigir y mantener una militancia
permanentemente activa en la defensa sin concesiones de estos
derechos. Venezuela no es la excepción, también entre nosotros los
Derechos Humanos tienden a ser precarios y permanentemente
comprometidos. Los Derechos Humanos tienen como fundamento universal
la dignidad de cada ser humano y de eso se trata, la necesidad de
denunciar casos concretos, no para escarnio de un régimen político
en particular sino para exigir justicia, más allá de cualquier
ideología o posición política. En los últimos años los casos de
Franklin Brito, los policías Forero, Vivas y Simonovis, la Jueza
Afiuni, sin mencionar el centenar de presos políticos y exiliados,
sometidos a todo tipo de vejamen y persecución por el único delito
de pensar distinto y no estar de acuerdo con el régimen imperante. A
este respecto es dramática la carta pública de Ivan Simonovis, que
recientemente se difundiera por diversos medios y que creemos
oportuno ayudar a difundir para tratar de provocar una necesaria
rectificación, especialmente en estos tiempos navideños, con el
presidente enfermo y conversaciones en torno a una posible amnistía.
Dice el excomisario Simonovis: “Ocho años han pasado, desde que
llegué a este monasterio de la oscuridad, aquí estamos encerrados
en una caja de concreto, sin luz natural, ni ventilación. No busco
consuelo, pero quisiera recordarle... que en ocho años de prisión
sólo he podido tener acceso a trece (13) días de sol y aire puro.
En el tribunal reposa el informe clínico ratificado por médicos
forenses de mi situación médica y desde hace más de un año estoy
a la espera del traslado a una clínica para culminar exámenes que
quedaron pendientes en septiembre de 2011”... “La violencia y el
odio han creado más problemas sociales de los que se pueden
resolver. Sistemáticamente se ha pretendido separar a los
venezolanos, sembrando odio y resentimiento. Una posición
reaccionaria nos arrastra a un oscuro e inexorable camino
autodestructivo”.
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