Las luchas civiles son difíciles por definición ya que se libran con las únicas armas que poseemos, nuestro intelecto y nuestros valores y principios, de allí que las estrategias son diversas y variadas y las acciones estarán determinadas por las circunstancias pero siempre asumiendo una postura cívica y pacífica. Hablar, escribir, discutir, denunciar y votar ese es el camino. No atemorizarse y continuar siempre adelante y si algunos son sacrificados y otros se cansan y algunos hasta traicionan y se venden, siempre habrá muchos para continuar y vencer, estas son luchas de todo un pueblo, no importa el cansancio ni el tiempo. Hay que pensar siempre en procesos largos, difíciles y complejos.
El ciudadano y el pueblo no son conspiradores, quienes traicionan y faltan a sus juramentos son otros. Las tiranías duran porque logran apoderarse del miedo de la gente; Maquiavelo lo sabía y por eso recomendaba al tirano inspirar miedo.
En nuestro caso está el miedo y la “chequera” petrolera; la segunda ya no será suficiente y si uno lee las paredes de las ciudades con sus “graffiti” de “Calle y 350” se da cuenta que tampoco el miedo es el dueño del país.
Rómulo Gallegos nuestro máximo novelista, recientemente desterrado de Miraflores para poner en su lugar el busto del Cabito Cipriano Castro. En su magistral novela “Doña Bárbara” el autor identifica las tierras de Doña Bárbara con el nombre de “Hato El Miedo”, simbolizando así toda una sociedad, una cultura y un país.
La cultura y la civilización siempre terminan derrotado el miedo y la democracia siempre se impone a la tiranía y así ocurrirá en nuestro país; entre otras razones porque no queremos perder el futuro ni la esperanza.
Ser dirigente y líder opositor no es fácil, pero precisamente estas son las circunstancias que califican a los verdaderos líderes con sentido de la Historia. Los “habilidosos” y “maniobreros” están demás, así como los que viven la política como negocio y los oportunistas que siempre sobran. Conciencia de patria hay, mucha gente tiene voluntad de lucha, necesitamos líderes democráticos, no mesías predestinados, que estén dispuestos al ejemplo y al riesgo y que tengan el talento necesario para convocar a un gran diálogo nacional en aras de una patria que a todos necesita.
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