sábado, 5 de febrero de 2011

La Navidad según el habilitado

En los seres unidimensionales como el habilitado, el único resorte psicológico movilizador es la neurótica obsesión por el poder, de allí que la psiquiatría y psicología coinciden en la denominación de “enfermos por el poder” para referirse a esta anomalía y patología que por desgracia es bastante frecuente en la historia y no solo en el campo de la política. Todo lo anterior viene al caso por la sorpresa de mucha gente, crédula e ingenua, que se sorprende a estas alturas del proceso de la agresividad e intemperancia del jefe del gobierno en su empeño por avanzar con sus políticas autoritarias, precisamente en tiempos de Navidad, que por tradición es una época de familia y convivencia social por excelencia. El habilitado lo sabe y por eso tantas iniciativas abusivas, por un lado, como expresión de nuestra típica viveza criolla con su sentido oportunista y aprovechado de las cosas y por el otro lado el cálculo político inescrupuloso que no respeta nada y a nadie, con tal de avanzar en sus “batallas”, en sus “guerras”, con tal de afianzarse en el poder, casi único elemento definidor de una conducta y una personalidad tal como lo decíamos al principio.
Para el jefe del gobierno, Diciembre es un mes de debilidad política de sus oponentes, por la desmovilización natural y las distracciones inevitables propias de la época: el pesebre, el arbolito, las luces, los regalos, las hayacas, en fin, una vida social y familiar propias de seres normales y que con todo derecho han conquistado esta posibilidad de convivencia y paz navideña. Para el habilitado, hoy en sus devaneos comunistas son debilidades de los contrarios que hay que aprovechar. Parte del mito “revolucionario” que se nos quiere imponer es el de un nuevo orden social y cultural a sabiendas que la inmensa mayoría de sus seguidores forman parte de ese pueblo venezolano tradicional y que un sector importante de la dirigencia oficialista ya forma parte de esa burguesía que ellos dicen despreciar y querer derrotar. El propio habilitado vive como un acaudalado y dispendioso burgués. Esta “revolución” es tan burguesa como cualquier otra que se ha pretendido en Venezuela y es que la llamada burguesía nacional se ha ido configurando alrededor del gobierno de turno y de allí el susto presidencial y su ley “talanquera”.

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