Dos viejos, cada uno por su lado, han invitado a que nos indignemos, y particularmente a los jóvenes. Uno, tiene 93 años, Stéphane Hessel y el otro de 82 años, Lee Iacocca, el llamado lo han hecho desde un rechazo radical al conformismo y la indignidad de muchos, frente a un mundo cada vez más anómico y lleno de conformismo y complicidades. Lee Iacocca, famoso por su intervención exitosa, hace unas cuantas décadas, en el salvataje de la industria automotriz norteamericana, se pregunta “¿Donde están los líderes?” y se contesta a sí mismo “¿Acaso soy la única persona en este país que está harto de lo que está pasando?” “¿Donde diablos está nuestra indignación? Tenemos una banda de payasos que no tienen ni idea de cómo dirigir el Estado. Lo que sí tenemos son gánsters corporativos”, y es que los gobiernos en muchos países, se reducen a burocracia, improvisación y corrupción, y los gobernantes, como dice Umberto Eco, pensando en el infeliz Berlusconi a quien califica “como un profesional de la mentira, un manipulador de las masas y una inteligencia dedicada a arrasar con la verdad, la ética y la justa medida de las cosas”. En muchos países, y entre nosotros sin lugar a dudas se puede hacer la misma caracterización del gobernante y del gobierno que tenemos.
No hay otra alternativa, hay que indignarse, desde nuestra dignidad, permanentemente ultrajada, ofendida y humillada. Desde nuestra libertad mancillada y condicionada. Hay que indignarse.
Stéphane Hessel, sobreviviente de los campos de exterminio nazi, colaborador activo de la resistencia francesa y co-redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos igualmente nos exhorta a indignarnos. Dice Hessel “El poder del dinero, que tanto combatimos, nunca fue más insolente y egoísta, con servidores en las más altas esferas del estado”. Se pregunta “¿quien controla, quien decide y quienes son los interesados en esas decisiones descabelladas?” “Las corrientes que nos gobiernan son confusas. Por otra parte vivimos en un vasto mundo interdependiente, con una interconectividad que nunca existió. Por eso, nos enteramos que en este mundo hay cosas intolerables, por lo que hace falta que nos indignemos”.
Jean Paul Sartre, decía que no se es hombre si no nos comprometemos. Hay que comprometerse con la Justicia, con la verdad, con todas las causas nobles que afianzan y desarrollan nuestra condición humana sobre bases éticas y morales y de allí la invitación a indignarnos a vivir en plenitud “una insurrección pacífica real”.
sábado, 5 de febrero de 2011
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