sábado, 5 de febrero de 2011

La Ira árabe

El tsunami político en el norte de África viene arrasando con los diversos gobiernos de la región. El inicio fue en Túnez, como siempre por un hecho fortuito e impredecible que provocó en pocos días la caída del dictador, con 23 años en el poder, en la llamada revolución de los jazmines. Las sociedades reprimidas y empobrecidas en algún momento logran reaccionar y su ira es invencible. El miedo y la represión son derrotados y el ansia de libertad y el derecho a una vida digna y mejor de todo un pueblo, se convierten en verdaderos motores de la historia, como diría el filósofo italiano Benedetto Croce, inspirado en Hegel y Kant, y en general en la Ilustración, la historia como hazaña de la libertad.

El movimiento de protesta masiva continúa, particularmente en Egipto, el país más importante de la región y el de mayor peso geo-político, en donde coroneles ambiciosos, con un discurso nacionalista y un difuso y equívoco socialismo árabe impusieron a sus pueblos una dictadura de medio siglo llena de represión y miseria. Primero fue Nasser, después el heredero Sadat y luego Mubarak, este con casi 30 años en el poder y preparando a su hijo para la sucesión. El norte de África se mueve y todo el Medio Oriente y el Golfo Pérsico con sus teocracias y monarquías anacrónicas que en pleno siglo XXI pretenden prolongar el feudalismo islámico con su secuela de miseria y fanatismo.
Si estos movimientos de fuerte impacto político terminan liderizados por las fuerzas progresistas y modernas de esos países, la democracia, la modernidad y el desarrollo será el norte deseado de esas sociedades y para nosotros es lo deseable. En cambio, si la ira colectiva es canalizada y aprovechada por los fundamentalistas (que los hay y en abundancia) para acceder al poder y fundar repúblicas coránicas a la manera de Arabia Saudita o Irán, los peores pronósticos pueden ser hechos y la ruptura de los débiles equilibrios de la zona pueden conducirnos directamente a situaciones de gran complejidad y grandes dificultades. En la lista, hasta ahora se han agregado el Yemén y Jordania y el propio Líbano, países precarios y conflictuados en todo sentido, si a ello agregamos la cercanía a Israel y las amenaza Sirio-Iraníes en sus relaciones con el Estado judío la palabra tsunami que usamos al principio deja de ser una exageración y se convierte en una amenaza real para la estabilidad global.

No hay comentarios:

Publicar un comentario