jueves, 6 de septiembre de 2012

Yo y nosotros


Arrancando la campaña presidencial el 1ero de Julio del 2012 hasta el acto electoral del 7-Oct comienza inevitablemente polarizadas y las estrategias definidas en lo esencial. El candidato oficialista no disimula ni esconde el ventajismo de su campaña ni el eje de la misma que es él mismo, su abultado “yo” político y simbólico. En este tipo de liderazgo caudillesco y mesiánico, la adhesión al líder se convierte en un acto emocional-irracional-religioso sustentado en la abundancia de petrodólares y la dádiva petrolera y un discurso agresivo y pisicológicamente compensador para muchos resentidos o con fuertes complejos sociales así como para una multitud de gentes que viven en la precariedad social y económica. En nuestra tradición es el cacique-caudillo-brujo-taumaturgo. En otras tradiciones sociohistóricas y culturales es el Duce o Führer o el padrecito soviético o el gran timonel chino. El dictador cubano Fidel Castro en una entrevista para un documental con el cineasta Oliver Stone decía que el en Cuba, después de medio siglo en el poder, apenas se consideraba un líder espiritual.
El candidato de la oposición, como es lógico, explota su juventud y salud así como la unidad política que lo acompaña. En su discurso es inclusivo, plural y reconciliador y de manera reiterada insiste en el “nosotros” colectivo, el país necesario para compartir un futuro. En lo personal pienso que este es el discurso adecuado, el “nosotros” prevaleciendo sobre el “yo”. La manipulación trinitaria Dios-Bolívar-Chávez en donde en algunos casos el tercero en la propaganda se superpone al primero y al segundo crea una confusión deliberada, no sé, si útil electoralmente pero absolutamente inconveniente para la conciencia colectiva, en donde a los individuos se les despersonaliza y se les convierte en seres pasivos de la historia delegando en el “yo” omnipresente la solución de todos sus problemas.
En esta campaña electoral se confrontan muchos intereses y cuyo desenlace evidentemente no conozco aunque en mi opción política deseable pienso que ya es hora para un cambio necesario y poder continuar construyendo la historia nacional sobre proyectos racionales y en donde el “nosotros” social y cultural asuma a plenitud la responsabilidad del destino colectivo.

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