Arrancando la campaña
presidencial el 1ero de Julio del 2012 hasta el acto electoral del
7-Oct comienza inevitablemente polarizadas y las estrategias
definidas en lo esencial. El candidato oficialista no disimula ni
esconde el ventajismo de su campaña ni el eje de la misma que es él
mismo, su abultado “yo” político y simbólico. En este tipo de
liderazgo caudillesco y mesiánico, la adhesión al líder se
convierte en un acto emocional-irracional-religioso sustentado en la
abundancia de petrodólares y la dádiva petrolera y un discurso
agresivo y pisicológicamente compensador para muchos resentidos o
con fuertes complejos sociales así como para una multitud de gentes
que viven en la precariedad social y económica. En nuestra tradición
es el cacique-caudillo-brujo-taumaturgo. En otras tradiciones
sociohistóricas y culturales es el Duce o Führer o el padrecito
soviético o el gran timonel chino. El dictador cubano Fidel Castro
en una entrevista para un documental con el cineasta Oliver Stone
decía que el en Cuba, después de medio siglo en el poder, apenas se
consideraba un líder espiritual.
El candidato de la
oposición, como es lógico, explota su juventud y salud así como la
unidad política que lo acompaña. En su discurso es inclusivo,
plural y reconciliador y de manera reiterada insiste en el “nosotros”
colectivo, el país necesario para compartir un futuro. En lo
personal pienso que este es el discurso adecuado, el “nosotros”
prevaleciendo sobre el “yo”. La manipulación trinitaria
Dios-Bolívar-Chávez en donde en algunos casos el tercero en la
propaganda se superpone al primero y al segundo crea una confusión
deliberada, no sé, si útil electoralmente pero absolutamente
inconveniente para la conciencia colectiva, en donde a los individuos
se les despersonaliza y se les convierte en seres pasivos de la
historia delegando en el “yo” omnipresente la solución de todos
sus problemas.
En esta campaña
electoral se confrontan muchos intereses y cuyo desenlace
evidentemente no conozco aunque en mi opción política deseable
pienso que ya es hora para un cambio necesario y poder continuar
construyendo la historia nacional sobre proyectos racionales y en
donde el “nosotros” social y cultural asuma a plenitud la
responsabilidad del destino colectivo.
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