José Tadeo impone a su hermano menor José
Gregorio para sucederle en la Presidencia de la República (1850-1855), contra
las aspiraciones de Antonio Leocadio Guzmán.
Hubo algunos intentos de resistencia armada frente al continuismo de los
Monagas, rápidamente sofocados. Continúa
en el Gobierno el autoritarismo, el peculado y la corrupción. A nivel legislativo se promulgan leyes sin
incidencia real en la práctica y sólo destaca, a un nivel fundamentalmente
simbólico, la abolición de la esclavitud en 1854 que de hecho estaba
extinguida.
<>. El Gobierno como propiedad de los Monagas, el
país asumido como una hacienda mientras la sociedad venezolana sobrevive en la
miseria. Sociedad de cómplices, como
diría muchos años después Mario Briceño Iragorry; gamonales y bachilleres
depredaban al país sin otro norte que el provecho personal. El siglo XIX va a definir una manera de hacer
política en Venezuela, que todavía persiste en algunas de sus características
más negativas. Decía el Obispo Mariano
de Talavera en 1855, en la toma de posesión de la 2da. Presidencia de José
Tadeo: < Carestía de las subsistencias por causas bien
conocidas; lamentablemente atraso de la agricultura por motivos que vos sabéis;
amargo malestar y más amargo porvenir de las familias; reclamaciones casi
amenazadoras de algunas potencias extranjeras; enfermedades y
epidemias.....silencio sepulcral de la prensa; una deuda inmensa que gravitará sobre diez generaciones; el agio
(especulación) llevado hasta el escándalo; la justicia envilecida, las
garantías violadas.....>>¡Qué poco ha cambiado la República! Planes y
proyectos se presupuestaban para robar.
Se ejecutaban pocas obras, la mayoría mal hechas e incompletas. Con la política de <> se inauguraban carreteras, vías férreas y telégrafos que nunca
se terminaban por completo y se reducían a unos cuantos kilómetros de vías y
postes. El país se construía a retazos,
sin continuidad y sin mantenimiento. El
problema para la clase dirigente, del gobierno y de la
oposición, era el poder, cómo adquirirlo y cómo conservarlo, enfermedad
obsesiva que no conocía otro límite que la propia ambición y el particular
interés.
Con
congresos pasivos y serviles, Ministros
corruptos, ineptos y complacientes, el amo del poder vivía urdiendo tramas para
afianzar su dominación personalista.
Dice Gil Fortoul. < Vivía bajo la obsesión del
poder, y no tenía pensamiento sino para averiguar el medio de
conservarlo>> (retrato anticipado de muchos de nuestros gobernantes
posteriores, incluidos los de nuestra etapa <>).
José
Tadeo Monagas, planea modificar la Constitución para continuar en el
poder. Su opinión, expresada en 1848,
era que la Constitución debía servir para todo, era como un traje que debía ser
ajustado a la medida, necesidades y conveniencia de cada quien. Su intento de reforma constitucional concita
una oposición casi total, incluyendo a su hermano José Gregorio que aspiraba a
la alternabilidad presidencial en el pacto nepótico de los Monagas. La política concitaba todo el interés, aunque
entre la clase dirigente se había instalado una retórica a favor de la idea de
progreso calcada sobre el modelo norteamericano; algunos venezolanos de buena
fe si pensaban y trabajaban para el progreso del país, pero era una minoría tan
exigua y de tan escaso poder que su incidencia objetiva en los asuntos
nacionales era casi nula.
Para
ejemplificar este período existe un documento que Gil Fortoul reproduce y que
tiene un valor antológico: la carta que le escribe José Gregorio a José Tadeo,
fechada en Barcelona, el 27 de Mayo de 1856, y cuya autoría intelectual
y redacción se le atribuye
al exministro Planas.
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