Maracaibo, como destino religioso resulta interesante; es
una Iglesia local arraigada y pujante; con una gran tradición religiosa y
eclesial, muy vinculada al pueblo y presente en todas sus manifestaciones importantes;
la Chinita, es la Virgen querida y venerada; es parte esencial de la identidad
zuliana y maracaibera.
En las
últimas 2 décadas la Institución creció en proyectos e iniciativas y sin lugar
a dudas Niños Cantores y la Televisora fueron hitos importantes en este
desarrollo; pero con el tiempo, la concentración de poder en un sólo individuo
y dirigiendo una corporación sin control ni límites terminó desbordando las
fronteras eclesiales y se convirtió en un fin en sí mismo, con una relación
mediatizada con el poder político de turno y algunos poderes económicos, que
terminó desvirtuando los propios fines que se anunciaban en los comienzos de
Niños Cantores. Esto terminó siendo una
Corporación intimadotoria que se apropió de innumerables inmuebles y terrenos;
se hizo presente en múltiples negocios (Polideportivo, Planetario, Isla de los
Niños, Madre Raffols; Constructora Domus, etc.) con un desorden administrativo
proverbial y el manejo absoluto y arbitrario de ingentes recursos que habría
que cuantificar e instituciones y empresas manejadas con tal desorden que eran
inauditables, como es el caso de la Universidad Cecilio Acosta, la Televisora y
el propio Instituto.
Se cambió
el servicio y la pertinencia social por el poder y ese es el costo que he tenido
que pagar; al desmontar este monstruo administrativo que amenazaba con devorar
a la propia iglesia local. Mi tarea fue
ayudar a pasar de la pre/modernidad a la modernidad, a esta Iglesia local, en
donde el caciquismo de algunos personajes y la discrecionalidad y poder
acumulado terminó desvirtuando iniciativas y proyectos inicialmente
importantes.
El
empresario terminó sustituyendo al Sacerdote, y el político al hombre de
Iglesia. Me tocó la difícil tarea de
corregir y enmendar y en buen sentido de la palabra re/institucionalizar esta
Iglesia; así fue con el Seminario y la Universidad; re/dimensionar Niños
Cantores y la Televisora; es decir, ordenar la casa.
Como
consta en diversos documentos e informes, me tocó la difícil tarea de la
re/fundación sobre una imagen de personas y cosas, exaltadas
propagandísticamente por un círculo de amigos y cortesanos. Encontré un gigante con los pies de barro y
estos años han sido pocos e insuficientes para lograr un mínimo de orden
administrativo, un equipo de Iglesia coherente y una imagen de una Iglesia más
pastoral y de servicio y menos ostentosa y entrometida en los pasillos y
antesalas del poder.
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