jueves, 8 de septiembre de 2011

La mala hora de los tiranos


Siempre es buena noticia la caída de un tirano, como es obvio, estamos hablando de Gadafi, con 42 años en el poder. Confiamos que muy pronto seguirá el régimen dinástico sirio con casi medio siglo en el poder. Tenemos confianza que en el Caribe pronto tendremos buenas noticias.
En la prehistoria y minoridad de la humanidad la tiranía es una constante. Los pueblos cada tanto tiempo sucumben, por debilidad institucional y miedos colectivos. Para legitimarse los tiranos de todos los tiempos desarrollan un culto a la personalidad que normalmente recoge la historia oficial con su culto a los héroes y a los llamados hombres representativos. Uno de los más emblemáticos fue el endiosamiento de Julio César, talentoso político romano que en una sociedad tan permisiva como aquella era conocido “como la mujer de todos los hombres y el hombre de todas las mujeres”. No escatimaba ninguna posibilidad para conseguir sus inescrupulosos objetivos de poder.
Los franceses endiosaron a Napoleón, asesino en serie, que se jactaba de que los muertos de sus batallas los repondrían los franceses en una noche de amor.
El tirano normalmente termina despreciando a su pueblo. Especialmente en el momento de la caída, cuando abandonados por todos, llegan a pensar que no los merecían. Así se expresó Hitler despectivamente de los alemanes que no supieron estar a su altura. Stalin, despreciaba a los rusos. El siglo XX fue pródigo en tiranos y tiranías pero afortunadamente en su mayoría terminaron ignominiosamente. Este 2011 ha sido un año abundante en buenas noticias. Han caído en serie el tunecino y el egipcio y esperamos que pronto el libio y el sirio. El problema no es solo salir de ellos, sino evitar que se reproduzcan, de allí la necesidad de una permanente vigilancia y profilaxia política e ideológica, fortaleciendo los sistemas políticos, afincados en la cultura de la ciudadanía y el protagonismo de la sociedad civil, así como un estado de derecho efectivo y una institucionalidad eficaz.
Aquí en América Latina, en los últimos tiempos se ha cultivado una pedagogía política con la prisión de Noriega y Fujimori. Es fundamental la despersonalización y desacralización del poder y para ello es importante operar sobre la conciencia histórica de los pueblos y expulsar de la misma todo vestigio de predestinación y mesianismo en quienes ejercen o pretenden ejercer le poder.

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