Película de buena factura e indudable éxito taquillero pero con un mensaje desolador que recuerda el infierno de Dante con aquello de que los seres humanos abandonemos toda esperanza.
Es una visión del país simplista y maniquea, no necesariamente falsa. La sociedad reducida a un reduccionismo dualista: ricos y pobres y altamente enferma y contaminada. El malandraje (jerga, gestualidad, conducta) termina justificándose frente al rico que ostenta su riqueza y a las instituciones corrompidas. La película intenta una crítica política al régimen (imágenes de los pistoleros de puente llaguno; voz vociferante del caudillo; los diferentes uniformes en escena, cadete, guardia y policía con conductas reprobables) y también intenta reflejar una ciudad, Caracas y una sociedad perturbada, amenazada, llena de miedo y sin salida aparente. Sociedad atrapada y sin esperanza como para huir de ella o integrarse a ella desde la violencia. Todos los personajes participan de la degradación general, consumo de drogas, mercantilización de las relaciones personales, deslealtad y falta de solidaridad. La vida humana, en la película aparece deshumanizada y cosificada, por ninguna parte aparece la libertad y la dignidad y los valores de los seres humanos, sólo miedo, venganzas, resentimientos y complejos, es decir, la violencia irracional y sin sentido como si el mal, individual y colectivo fuera la identidad única de unos personaje y de un colectivo. El infierno existe, pero también el purgatorio y el paraíso y quiero seguir pensando que en Venezuela la mayoría sigue trabajando y luchando por un país mejor.
Es una visión del país simplista y maniquea, no necesariamente falsa. La sociedad reducida a un reduccionismo dualista: ricos y pobres y altamente enferma y contaminada. El malandraje (jerga, gestualidad, conducta) termina justificándose frente al rico que ostenta su riqueza y a las instituciones corrompidas. La película intenta una crítica política al régimen (imágenes de los pistoleros de puente llaguno; voz vociferante del caudillo; los diferentes uniformes en escena, cadete, guardia y policía con conductas reprobables) y también intenta reflejar una ciudad, Caracas y una sociedad perturbada, amenazada, llena de miedo y sin salida aparente. Sociedad atrapada y sin esperanza como para huir de ella o integrarse a ella desde la violencia. Todos los personajes participan de la degradación general, consumo de drogas, mercantilización de las relaciones personales, deslealtad y falta de solidaridad. La vida humana, en la película aparece deshumanizada y cosificada, por ninguna parte aparece la libertad y la dignidad y los valores de los seres humanos, sólo miedo, venganzas, resentimientos y complejos, es decir, la violencia irracional y sin sentido como si el mal, individual y colectivo fuera la identidad única de unos personaje y de un colectivo. El infierno existe, pero también el purgatorio y el paraíso y quiero seguir pensando que en Venezuela la mayoría sigue trabajando y luchando por un país mejor.
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