lunes, 15 de junio de 2009

¿"Constituyente comunista"?

Chávez es un excelente líder para conducirnos hacia el pasado, anacrónico el mismo, viejas sus ideas y su “revolución” no es otra cosa que el programa totalitario nazi - fascista y comunista, derrotado en el siglo XX y que fracasó estruendosamente en todo sentido y provocando una verdadera tragedia histórica.
Algunos analistas vienen especulando con la posibilidad de una constituyente para implantar definitivamente el castro – comunismo en Venezuela. El régimen en su asalto final al poder y al control social necesita sustituir la Constitución vigente que bien que mal, aunque violada y violentada sistemáticamente por Chávez y su gobierno, sigue siendo un obstáculo legal, político y moral a su propósito de una hegemonía autocrática y un “traje” constitucional comunista a su medida. Aunque esta especulación se niegue y a muchos pueda parecerle simple fantasía, no resulta ocioso en términos teóricos y políticos también pasearse por esta posibilidad. Es una manera de sincerar el lenguaje y así entender que cuando decimos socialismo del siglo XXI realmente estamos diciendo castro – comunismo del siglo XX.
Lo que si pudiera ser siglo XXI es la pretensión del lograr la síntesis perfecta de los totalitarismos del siglo XX, en un nuevo totalitarismo que combine el nazi - fascismo y el comunismo, aunque esto parezca contrario a toda lógica histórica y política.
La posibilidad a nivel teórico, luce descabellada, especialmente si utilizamos paradigmas y teorías del siglo XX, pero si asumimos que estamos en el siglo XXI y con en una sociedad fuertemente inconsciente y con altos niveles de irresponsabilidad, anestesiada y confundida por más de 70 años de rentismo petrolero y con unos sectores empresariales, confiemos que sean una minoría, que actúan de acuerdo a lo dicho por Lenin de que solo el capitalista es capaz de vender la cuerda con que lo van a ahorcar, en este reino de la fantasía y la ilusión todo pareciera posible.Esta especulación “constituyentista” habla de una convocatoria sorpresiva a mitad de año y unas elecciones forzadas y fraudulentas en septiembre, inmediatamente después de las vacaciones. ¿Otra vez la tentación de la constituyente cuando todo pareciera no tener salida?

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