viernes, 12 de junio de 2009

"SAPERE AUDE"

Kant, quizás el pensador que más entendió y ayudó a definir la modernidad resumió en esta frase “Sapere Aude” todo su pensamiento y que traduce: usa la razón, atrévete a pensar, asúmete adulto, libre, responsable. “Pensar por sí mismo significa buscar la suprema piedra de toque de la verdad en sí mismo (esto es, en la propia razón) la máxima de pensar siempre por sí mismo es la ilustración”…”Pero ilustrar a una época (o a un país) es muy largo y penoso, pues se encuentran muchos obstáculos externos que en parte pueden prohibir ese tipo de educación y en parte dificultarla”.
La razón debe aprender a orientarse de manera lógica (sentido común, sana razón o simple entendimiento humano), con los sentidos, ubicarse en lo posible, en lo real y en lo objetivo; hacer inteligible el caos, a partir de una relación con el entorno (personas, cosas, acontecimientos) racional y objetiva.
La consciencia racional, como aspiración al saber, comienza siendo mera opinión, una hipótesis de verdad demasiado subjetiva todavía por consiguiente insatisfactoria e insuficiente, por definición, aunque hay opiniones que pueden ser asumidas como creencias racionales, por su aceptación general y por su posibilidad cierta de demostración, por ejemplo, Paris es la capital de Francia, afirmación absolutamente cierta, verdadera en sí misma y no mera opinión.
La razón necesita de la libertad, de lo contrario, no podría desplegarse, desarrollarse, igual que la moral que exige la libertad de elección y por consiguiente la responsabilidad.
Pensar racionalmente es asumir la libertad de entender y comunicar, más allá de cualquier coacción interna o externa, desterrar la intolerancia de cualquier tipo (nuestra malsana tendencia a juzgar todo y a todos, signo inequívoco de irracionalidad, termina Kant con esta exhortación: “¡Amigos del género humano y de lo que es más sagrado en este género! Ya se trata de hechos, ya se trata de fundamentos racionales: admitid lo que os parezca más auténtico luego de un examen cuidadoso y sincero. Pero no neguéis a la razón lo que hace de ella el bien supremo sobre la Tierra, a saber, el privilegio de ser la última piedra de toque de la verdad. Si no indignos de esa libertad, seguramente la perderéis”.

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