Para Lessing la esperanza y el temor, están entre las pasiones “malas” o negativas. “En la esperanza, el alma ignora la realidad, como también en el temor que la rehúye”. Ambas, esperanzas y temor generan escapismo y este nos inhibe de asumir nuestras responsabilidades.
Lo importante es la realidad, ni buena ni mala, simplemente “real” y nosotros, en ella y en relación a ella, con sus desafíos, amenazas y peligros, pero también con sus oportunidades y posibilidades. Dice Hannah Arendt que Lessing experimentó el mundo con ira y con risa, y la ira y la risa son partidistas por naturaleza”. La ira nos permite combatir, la risa soportar, ambas son necesarias para enfrentar la realidad especialmente, como dice Hannah Arendt en “tiempos de oscuridad”.
El asunto es que siempre hay que buscar el equilibrio, entre los que todo alaban y los otros que todo lo denigran, la idea diría un historiador actual; es comprender, tanto las razones, como las sin razones de unos y otros. Es lo que está sucediendo en Venezuela con respecto al “hombre del momento” que acapara toda la atención, tanto de quienes lo admiran como de quienes lo rechazan, motivando en ambos sectores, actitudes emocionales e irracionales” de fanatismo e intolerancia. En plena guerra, el enemigo siempre procura debilitar a su opuesto suscitando en él ansia y miedo, mediante una propaganda negativa y mandando mensajes desalentadores. Siempre intentan hacer trizas la moral del adversario alimentando la desconfianza en la victoria y sembrando en él pesimismo. No se ha entendido que “Una guerra se vence cuando se entiende el carácter y la estrategia del enemigo” (Francesco Alberoni).
En Venezuela hasta que no entendamos que el régimen ha llegado ya al umbral de su destino que no es otro que el de tratar de imponer el castro – comunismo como un método eficaz de control total de la sociedad, siendo el propósito final la permanencia en el poder, hasta el último suspiro de quien se cree predestinado al poder eterno.
Lo importante es la realidad, ni buena ni mala, simplemente “real” y nosotros, en ella y en relación a ella, con sus desafíos, amenazas y peligros, pero también con sus oportunidades y posibilidades. Dice Hannah Arendt que Lessing experimentó el mundo con ira y con risa, y la ira y la risa son partidistas por naturaleza”. La ira nos permite combatir, la risa soportar, ambas son necesarias para enfrentar la realidad especialmente, como dice Hannah Arendt en “tiempos de oscuridad”.
El asunto es que siempre hay que buscar el equilibrio, entre los que todo alaban y los otros que todo lo denigran, la idea diría un historiador actual; es comprender, tanto las razones, como las sin razones de unos y otros. Es lo que está sucediendo en Venezuela con respecto al “hombre del momento” que acapara toda la atención, tanto de quienes lo admiran como de quienes lo rechazan, motivando en ambos sectores, actitudes emocionales e irracionales” de fanatismo e intolerancia. En plena guerra, el enemigo siempre procura debilitar a su opuesto suscitando en él ansia y miedo, mediante una propaganda negativa y mandando mensajes desalentadores. Siempre intentan hacer trizas la moral del adversario alimentando la desconfianza en la victoria y sembrando en él pesimismo. No se ha entendido que “Una guerra se vence cuando se entiende el carácter y la estrategia del enemigo” (Francesco Alberoni).
En Venezuela hasta que no entendamos que el régimen ha llegado ya al umbral de su destino que no es otro que el de tratar de imponer el castro – comunismo como un método eficaz de control total de la sociedad, siendo el propósito final la permanencia en el poder, hasta el último suspiro de quien se cree predestinado al poder eterno.
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