viernes, 12 de junio de 2009

Democracia siglo XXI

El ser humano tiende siempre a buscar su propio bien, lo que le permitió a Kant afirmar que es razonable pensar que la humanidad intenta progresar de manera permanente e indetenible. Sobre estos supuestos descansa la idea de Democracia, formulada desde hace más de 2500 años y recopilada por el historiador Tucídides cuando habla de Pericles y su siglo.
En los últimos 300 años la humanidad ha desarrollado esta idea del autogobierno y la limitación del poder por vía constitucional y legal y que sintetizó de forma apropiada Lincoln cuando habló del “gobierno del pueblo, para el pueblo, por el pueblo”.
En el siglo XX la Democracia fue sometida a duras pruebas, no solamente por los totalitarismos y autocracias del siglo, sino desde ella misma al privilegiar el concepto de libertad en detrimento de la igualdad y que permitió la existencia de democracias exitosas en lo político pero no tanto en lo económico y en lo social. De allí que en los albores del siglo XXI uno de los retos fundamentales de las sociedades y sistemas políticos es la preservación y desarrollo de las democracias en función de sociedades más libres y equilibradas en lo social y en lo económico. El reto es imperativo y el compromiso claro, la lucha por el desarrollo y el combate a la pobreza, más allá de las desviaciones ideológicas conocidas. La necesidad imperiosa de preservar la paz y el ambiente y otras muchas tareas que siempre tengan por norte la dignidad de cada ser humano la garantía efectiva de los derechos humanos y la libertad y la igualdad deseable de todos los pueblos y sociedades del mundo.
Los viejos principios revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad siguen siendo deudas no saldadas de la humanidad y de allí que la lucha por el progreso y la justicia es permanente y la preservación y desarrollo de la democracia sigue siendo el programa político por excelencia de la razón y la civilización, en aras del desarrollo de una cultura humanista e incluyente. La Democracia implica muchas cosas, una educación y una fe en el ser humano y sus potencialidades creadoras, así como el compromiso de asumir una libertad responsable y una supremacía de la ética tanto en el campo político como económico.

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