Con el advenimiento de la economía petrolera del siglo XX y el régimen andino el centralismo, se acentúa aunque en el lenguaje se siguiera insistiendo en la idea de los principios federales hasta llegar a la contradicción extrema de identificarnos en otra dictadura centralista, con la irónica denominación de Estados Unidos de Venezuela.
En la segunda mitad del siglo XX, gracias a los cambios socio-culturales operados en el país durante más de medio siglo de economía petrolera, se fue posibilitando y viabilizando un proyecto de sociedad moderna que permite empezar a cuestionar de manera racional el cada vez más anacrónico e ineficiente modelo centralista, así es como de una manera tímida y con reticencia y resistencia política de los representantes del poder de la época se fue introduciendo y desarrollando la idea de un necesario e inevitable proceso de descentralización a partir de la creciente importancia demográfica y económica que iban adquiriendo las regiones. Tanto en Guayana como en el Centro, así como en Oriente y Occidente, iba naciendo un nuevo país pujante, progresista y desde sus “especificidades” regionales y locales iban asumiendo un protagonismo creciente en todos los órdenes de la vida nacional. Constitucionalmente se empezó a discutir al tema en 1947, en 1961 y en 1999 y así fue como en los últimas Constituciones aludidas se empiezan a asumir declaraciones y decisiones en la dirección de una descentralización efectiva, siendo quizás la iniciativa, más importante la que fragua a partir de los estudios de
Con todas sus limitaciones y desviaciones ha sido el ensayo más exitoso en materia de descentralización y valorización política de las regiones.
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