jueves, 19 de marzo de 2009

De ciudadanos a súbditos


Velis nobis (por las buenas o por las malas) es lo que pretende el Señor Chávez con esta publicitada “reforma constitucional” que aspira contrabandear para ocultar lo inocultable, quiere todo el poder y para siempre, como su bien amado Fidel, próximo a cumplir medio siglo en el poder si la parca se lo permite.

Aquí no hay reforma constitucional sino un “golpe constitucional” o un simple y limpio “golpe de estado” para continuar afianzando un proyecto personal de poder, vitalicio y eterno, mil años durará el III Reich, decía Hitler.

Todo el poder para el Cesar es la consigna con sus procónsules-vicepresidentes y sus territorios federales por decreto, a voluntad y discreción del Cesar.

Todos los poderes terminan de desaparecer; la autonomía del Banco Central y la Fuerza Armada se convierte en “guardia pretoriana” custodiada a la vez por la “reserva “ y el ” pueblo en armas” y por si acaso se elimina de hecho a la “guardia nacional” fuerza siempre sospechosa para el presidente y en particular por el papel que jugó en el derrotado intento golpista del 4 de febrero de 1992.

El “petrócrata” ha decretado la “reforma”, y ha ordenado no cambiar ni una coma, ordenó a su “asamblea nacional” y ésta en menos de diez días la aprueba ”igualita” en primera discusión (sin discusión, sin consulta y lógicamente sin disensión) y en su momento será consultado “el pueblo” (el pueblo es Chávez dice la propaganda y yo me lo creo) en bloque y con una sola pregunta. En un régimen unipersonal como este, el “yo” y mi “voluntad” es ley suprema y superior de la república. Yo el supremo puede proclamar como aquella famosa fórmula “declaramos nulas y vacías” toda ley constitucional anterior, “tanto para el pasado como para el futuro”, el caudillo, ungido de Dios existe para iluminarnos y guiarnos.

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