lunes, 16 de marzo de 2009

¿Una democracia secuestrada?

Cada día es mayor el número de personas que perciben en los actuales liderazgos cansancio, corrupción y fracaso como gobernantes. El actual presidente es epígono, síntesis, símbolo y metáfora de todas las limitaciones y desviaciones del poder asumido de manera anacrónica, y que nuestra historiografía ha demostrado gráficamente al destacar la egolatría y la megalomanía de Guzmán, su corrupción y culto a la personalidad. Igualmente en el histrionismo crapuloso del Cabito, con su retórica irresponsable que llegó a comprometer seriamente los intereses nacionales. Con razón el historiador Germán Carrera Damas nos llama a dejar atrás definitivamente el siglo xix y Elías Pino Iturrieta nos invita a matar simbólicamente a JV Gómez.

En casi 200 años, la Republica no llegó a ser totalmente y con la democracia seguimos en mora, a pesar de los innegables avances logrados en el siglo xx. Kant nos recomienda no profetizar, pero racionalmente se pueden proyectar algunas hipótesis o posibilidades con respecto a los futuros inmediatos posibles o deseables. La agenda política nacional en el 2008 tiene una dinámica fundamentalmente electoral, ojalá sea favorable a la oposición en una agenda de oposición democrática que se constituya en alternativa de poder para el proceso electoral presidencial del 2012. Otra hipótesis es la anticipación de la salida del poder del actual presidente; por su propia estrategia de «confrontación y crisis» y la real crisis que nos acosa desde la economía y lo social, otra pareciera real en la historia es el azar y lo impredecible y por la misma razón no puede ser anticipado más allá de proyectar nuestros deseos.

Cualquiera sea el escenario, lo racional es construir políticamente una alternativa de gobierno, amplio y plural, con un programa realizable, aplicable y que permita revertir el actual proceso de desastre nacional sustentado en un proyecto personal de poder y una ideología estatista-militarista. A todos nos toca comprometernos con la democracia y la alternabilidad. De allí que no descarto, en el escenario 2008-2009, un proceso constituyente de relegitimaciones de poderes, con participación activa de actuales opositores y factores que en algún momento apoyaron el proyecto político de Chávez.

Venezuela ni empezó ayer ni se acaba hoy, aunque en su proceso político ha tendido a prevalecer lo irracional y lo antihistórico, como por ejemplo la negación sistemática del pasado, el presentismo mágico y el voluntarismo infantil, propio de una mentalidad mágica y primaria. En Venezuela queremos que las cosas sean ya, como un acto de magia siempre a favor de uno mismo y como sea, más allá de toda norma o ley. La mayoría no asume responsabilidades y nadie está dispuesto a rendir cuentas.

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