lunes, 16 de marzo de 2009

La Universidad en América Latina II

En los procesos emancipadores que se plantean nuestro país, la Universidad va a ser una de las instituciones ausentes. En esta Universidad no se da el debate de las ideas nuevas, de las ideas modernas; quizás, uno que otro profesor leía clandestinamente un texto de algún francés, de algún norteamericano o de cualquier autor considerado subversivo en la época, pero la institución estuvo ausente del debate emancipador, de lo que significaba la independencia y el nuevo modelo de sociedad.

Esta Universidad Colonial estaba tan profundamente arraigada que todavía a comienzos del siglo XX, cuando se abre el debate universitario y la lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, la queja reiterada de los diversos protagonistas universitarios, tanto a nivel profesoral como estudiantil, era que la Universidad seguirá siendo colonial. Todavía a comienzos de siglo se resentía esta presencia, este peso colonial.

La universidad Republicana que intenta definirse en contradicción con la universidad confesional, tuvo una mejor definición en el resto de América Latina que en Venezuela. A pesar de los decretos bolivarianos y del intento de reforma de la Universidad de Caracas en 1827, cuyo ideólogo fue José María Vargas, Rector en aquel momento, formado profesionalmente en el exterior, la Universidad realmente no llega a transformarse. Los intentos por definir a la Universidad Republicana, en Venezuela se realizan tardíamente. No sucede lo mismo en el resto de América Latina. Ese intento tiene éxito, por ejemplo, en Chile, con la creación de la Universidad de Chile en 1843, cuyo ideólogo fue Andrés Bello, se primer Rector fundador y autor del famoso discurso de inauguración de la Universidad, donde define a la Universidad Republicana, aunque no utilice este nombre. Ocurre lo mismo en Brasil, en México y en Argentina.

En cambio, es un momento importante dentro del proceso universitario nacional, la presencia en el Claustro Universitario de Maracaibo, Mérida, Caracas y de Valencia, a través de intelectuales identificados con el positivismo, en el debate sobre las ideas más trascendentales de la época. Por primera vez, en la Universidad venezolana se discute ya no sobre el sexo de los ángeles, sino sobre la realidad de la sociedad, del carácter experimental de la ciencia, sobre la teoría de la evolución, en fin sobre todo lo que se derivaba del pensamiento científico de la época. De alguna manera entró un aire fresco en la Universidad Venezolana, aunque lamentablemente no afectó sus estructuras, pues continua siendo profundamente conservadora, hasta que llegamos a la Universidad de 1958. Allí si se da una ruptura.

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