Alrededor de los años, 90 del pasado siglo en Venezuela se puso de moda, en el plano político, la discusión en torno al tema constitucional y la conveniencia de convocar una constituyente; este planteamiento fue asumido por muchos y, en particular, por algunas organizaciones políticas y algunos aspirantes a la presidencia de la república, entre ellos Chávez. Electo éste en 1998, juró su cargo sobre lo que él calificó como la moribunda, es decir
La constituyente fue la iniciativa política más importante del nuevo gobierno y, a tal efecto, el presidente designó una comisión presidencial preparatoria integrada por: Ricardo Combellas, Ernesto Mayz Vallenilla, Hermann Escarrá, Javier Elichiguerra, Oswaldo Álvarez Paz, Manuel Quijada, Tarek William, Ángela Zago, Jorge Olavarría y Angel Lombardi, comisión de muy poca duración y que nunca fue oficializada en Gaceta Oficial.
El proceso Constituyente desarrolló su propia dinámica política y fue asumida por una Asamblea Constituyente, presidida por Luis Miquilena, y con una mínima representación de la oposición, a pesar de lo cual, se dio una amplia discusión que culminó con la nueva Constitución de 1999, vigente hasta hoy, ocho años después, el presidente decide reformarla a pesar de haberla calificado en su momento como la mejor Constitución del mundo.
La iniciativa presidencial es incuestionablemente legal pero a nuestro juicio innecesaria, ya que muchos de los artículos a reformar pueden hacerse a través de leyes específicas; pero lo que es inaceptable en la propuesta presidencial es la pretensión de cambiar la naturaleza de
La reelección del Presidente, contínua e indefinida; la eliminación, de hecho de la propiedad privada; el carácter socialista, mejor sería decir comunista de
Desaparece de hecho el Municipio, cuando se establece que “las comunas serán las células geo-humanas del territorio”. Igualmente se elimina de hecho, el sufragio como expresión del poder soberano cuando se dice textualmente que “el pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce directamente a través del Poder Popular. Este no nace del sufragio ni de elección alguna, sino que nace de la condición de los grupos humanos organizados como base de la población”.
Con esta mal llamada “reforma”,
El objetivo final de esta reforma es un pueblo sumiso y una sociedad atemorizada y controlada y un poder personal autocrático y profundamente antidemocrático, legal y técnicamente la “reforma” constituye un golpe de Estado constitucional a menos que se plantee o discuta en un nuevo proceso constituyente y se apruebe en un proceso de consulta popular inobjetable, y para ello sería preciso nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral, incuestionablemente imparcial y estricto cumplidor de la ley electoral vigente.
Si Chávez confiara de verdad en el pueblo y en
Según las encuestas el NO es mayoritario, pero hay que apuntalarlo y organizarlo. No es el momento de discutir si votar o no votar, estamos en el momento de la unidad necesaria, incluido los sectores que apoyaron o apoyan a Chávez. Las garantías electorales son vitales; sin ellas no hay otra alternativa que activar el proceso constituyente tal como lo presenta la constitución y evidentemente exigir un nuevo e imparcial Consejo Nacional Electoral (CNE).
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