En el próximo proceso electoral deberá plantearse una rendición de cuentas en cada alcaldía y en cada gobernación y en particular en aquellas que “gobernaron” y aspiran seguir gobernando los actuales representantes del poder político dominante. Esta “rendición de cuentas” frase prohibida en el actual régimen autocrático, compromete particularmente al gobierno y al partido de gobierno, ya que su monopolio del poder ha sido casi absoluto.
Diez años después el fracaso administrativo de este gobierno es visible y manifiesto, así lo ha referido recientemente un respetable intelectual y militante de la izquierda que no forma parte de la “oposición” tradicional.
Dice D. F. Maza Zavala, hasta no hace mucho Director Principal del Banco Central “Esta economía está agobiada por tormentas y cercada por amenazas y riesgos. En primer lugar una inflación estructural, los precios suben y la producción decae, con su secuelas de escasez y carestía. En lugar de seguridad alimentaria, hay inseguridad alimentaria. La salud colapsa y las medicinas inalcanzables. La administración pública ineficiente y corrupta propiciando un Estado paralelo en donde la gestoría y la corrupción mandan y en donde el funcionario es obligado a militar en el partido de gobierno y a participar en actos políticos, contra su convicción, de lo contrario se le amenaza con la pérdida del trabajo”. (El Nacional 14-08-08)
“La inseguridad institucional, económica, social y personal se hace cada vez mayor. Nadie está seguro, ni en su persona, ni en su patrimonio, ni en su actividad”.
Se pregunta Maza Zavala ¿Hacia dónde nos llevan? “En relación con esa zozobra crucial destaca el petróleo quienes crean que la bonanza petrolera será perdurable están fuera de la realidad” (El Nacional).
Se avecinan tiempos difíciles sin lugar a dudas por la improvisación, no solamente de un gobierno, sino de una sociedad que se ha acostumbrado a la amnesia mental. Igual sucedió en la década de los 70 con las secuelas conocidas de crisis económica e inestabilidad política. Volvemos a reincidir como sociedad y como gobierno de allí que se nos puede aplicar la vieja sentencia de quienes no aprenden de sus errores están condenados a repetirlos.
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