lunes, 16 de marzo de 2009

El espiritu del 23 de enero

Así se llamó el acuerdo de los partidos de oposición para presentarse unidos, después del 30 de junio, con candidatos de consenso al proceso electoral de noviembre.

Desde nuestra perspectiva esto es útil y necesario a la democracia, no tanto porque hay que derrotar a un gobierno, un mal gobierno de casi una década perdida, sino para re-equilibrar los poderes, en este caso a nivel de alcaldías y gobernaciones.

El triunfo de la oposición es posible, siempre y cuando se evite el triunfalismo y no se subestime a un gobierno con muchos recursos económicos y que participa con ventajas, como es el caso del secuestro de los poderes y en particular de un Consejo Nacional Electoral (CNE) que sigue siendo poco confiable.

La oposición puede y debe ganar si va de verdad unida, además hay que seguir dando la batalla de los inhabilitados; es una verdadera injusticia y totalmente inconstitucional, en este sentido estamos siguiendo el mal ejemplo de 3 autocracias: Zimbabwe; Irán y Bielorusia.

La oposición tiene que ir unida sobre un acuerdo que transcienda a los partidos políticos (éstos siguen siendo minoritarios, en el afecto y el respaldo de los ciudadanos, según las últimas encuestas a los partidos de oposición solamente lo respalda aproximadamente el 10% de los ciudadanos y al partido de gobierno un 17%) y se hace imperativo desarrollar una gran alianza civil y ciudadana al servicio del país. Hay que evitar el sectarismo, que tanto daño hizo en el pasado, y las hegemonías impropias de pequeños caciques locales y regionales, que anteponen sus ambiciones e intereses personales a los intereses colectivos. En el Zulia, lamentablemente, hemos tenido, un buen ejemplo, de prepotencia hegemónica y sectaria. Pareciera que no logramos escapar del localismo político y perdiéramos de vista los objetivos estratégicos de esta contienda electoral, que no es otra que seguir debilitando progresivamente el proyecto autocrático y hegemónico en curso y eventualmente poder derrotarlo para instaurar un gobierno civil no sectario, amplio y plural, que también les diera garantías políticas a los diversos sectores del chavismo para seguir formando parte de la vida política nacional: para re-equilibrar el poder y garantizar un buen gobierno en las alcaldías y gobernaciones que se ganen, no para medrar, sino para ponerlas al servicio de las necesidades de la gente a partir de una administración pulcra y transparente, honesta y eficiente, de ser así la democracia gana, Venezuela gana.

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