viernes, 13 de marzo de 2009

Ni un día menos pero tampoco ni un día mas

Esta frase fue expresada por el presidente Betancourt en momentos de amenaza a la estabilidad constitucional de su gobierno. Betancourt reivindicada con su frase una convicción legal y política de respeto absoluto al mandato popular que había recibido su gobierno, en ese sentido podemos decirle al presidente Chávez con toda responsabilidad, que nadie discute el mandato gubernamental recibido ni el lapso legal de su gobierno que fenece en el 2012, sin menoscabo de acudir al referendo revocatorio de acuerdo a la constitución si las circunstancias así lo ameriten en su momento. De parte de muchos venezolanos el presidente tiene todas las garantías para culminar su mandato exitosamente siempre y cuando si tuviera la sabiduría de cambiar de lenguaje y actitud, dejar de dividir a los venezolanos y convocar a los mejores talentos a ocupar responsabilidades publicas.
El presidente no puede personalizar cada proceso electoral, ni es moral ni el legal. Su estrategia siempre es polarizar y generar temor y miedo, ya esto no funciona. El pueblo no es tonto, 10 años después el rey está desnudo. La gente solo desea de sus gobernantes, confianza, oportunidades, respeto y soluciones concretas a problemas específicos.
El discurso, las palabras, cuando no se traducen en hechos se las lleva el viento.
Decíamos que los venezolanos no somos tontos y que con la ambigua formulación de la pregunta, que ni Cantinflas la hubiera redactado mejor. No nos engañamos en el fondo es la misma intención política de perpetuarse en el poder que fue rechazada de manera clara y mayoritaria el 02 de diciembre de 2007.
La mayoría nacional ha asumido como consigna en este proceso electoral del 15 de febrero el texto de Bolívar que a continuación reproducimos tomado de su magistral discurso de Angostura
“La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente”.

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