La crisis financiera y económica galopante no nos alegra y el difícil año 2009 que nos amenaza tampoco. Es una irresponsabilidad decir que la crisis económica mundial no nos va afectar, que los precios del petróleo se van a mantener altos y que el crecimiento económico se va a sostener en el tiempo. Inflación, desempleo e inseguridad no van a retroceder, al contrario, tenderán a agravarse.
El gobierno se sigue endeudando y armando ¿para qué? Esta ilusión roja – rojita fracasó estruendosamente en la demagogia y el populismo, pero Venezuela no puede fracasar, de allí la importancia de ir presentando desde las “oposiciones” una visión y una propuesta de país: inclusivo, democrático, reconciliado y propiciando un modelo de desarrollo autosustentable y que no depende de la renta petrolera, aunque esta seguirá siendo importante en nuestra economía.
El 23 de noviembre no vamos a derrotar al presidente, vamos a castigar las malas gestiones locales y regionales, vamos a derrotar las “26 leyes” del “paquetazo”, vamos a tratar de elegir personas idóneas y respaldar programas realizables.
La oposición y las “oposiciones” unidas van a visualizar un proyecto político alternativo sin sectarismo y con un alto sentido democrático y republicano. Queremos acabar con la división nacional, queremos un presidente de todos y para todos, que no siga amenazando con quitarnos recursos que no le pertenecen, que no siga con la política del miedo y del odio. El presidente se equivoco de estrategia, mientras más amenaza y descalifica más fortalece a los candidatos atacados.
Con el Zulia se equivocó y por eso va a perder en el Zulia. Viene como candidato sin serlo y nunca viene como gobernante a acompañarnos y ayudarnos en la solución de nuestros problemas.
Guzmán Blanco se equivocó con el Zulia, igual Cipriano Castro, que hasta cerró
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