Esta larga introducción nos remite al tema político y electoral actual: la reelección indefinida, la presidencia perpetua, una obsesión reiterada de nuestros dictadores y tiranos de turno, tanto de estas como de otras latitudes. En Portugal el dictador Oliveira Salazar estuvo en el poder casi 50 años, igual que Fidel Castro, presidiendo una tiranía oscurantista y reaccionaria de corte fascista. Franco es España gobernó por más de 30 años; Mussolini más de 20 y Hitler 12 y en el caso de estos 2 últimos fue necesario una guerra mundial para sacarlos del poder de una manera trágica. En America Latina la lista es larga y en cuanto a duración lo encabeza Fidel, con su larga dictadura personal. Ha estado en el poder más que el dictador mexicano Porfirio Díaz y casi el doble del tiempo de nuestro dictador Juan Vicente Gómez. Un rasgo común de estos señores de la guerra, del odio y la violencia y amos del poder, es su irrespeto y violación permanente del marco constitucional y legal convirtiéndolos en estupradores de oficio y vocación.
Nuestro presidente quiere imitarlos, no le bastan los largos trece años que legalmente le corresponden, quiere la eternidad del poder, es decir, que él se quedaba hasta que el pueblo quisiera es otra mentira más. El presidente quiere la presidencia perpetua, el poder eterno, igual que lo intentó Guzmán Blanco y Cipriano Castro y el penúltimo Pérez Jiménez.
El 15 de febrero se nos vuelve a convocar de manera ventajista y precipitada a otro proceso electoral, nuestros ciudadanos van a concurrir, a pesar de los abusos del poder y del ventajismo oficial y del poco equilibrio político de CNE y aspiro que en esta nueva convocatoria, el país democrático en el cual se incluyen importantes sectores del oficialismo, el país civil y civilizado, volverá a derrotar el proyecto autoritario, igual como lo hizo el 2D y el 23N, porque la inmensa mayoría nacional siente y sabe lo que le conviene al país y éstos están por encima de los intereses personales del presidente.
Los violentos y los corruptos evidentemente que lo quieren eterno en el poder, los jóvenes de la llamada generación libre y los NO tan jóvenes, de fuerte y permanente vocación democrática NO lo quieren eterno en la presidencia sino que se dedique a gobernar, a enmendar sus muchos errores cometidos y termine por asumir su rol presidencial en el marco de la ley y la constitución y con el lenguaje correspondiente de respeto, tolerancia y diálogo.
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