miércoles, 26 de marzo de 2014

La República democrática civil


Un error frecuente entre nosotros es pensar que las cosas comienzan hoy, alguien nos llamó en el siglo XIX paises del primer día dela creación, refiriéndose en general a Latinoamerica. Así mismo, otro error frecuente, es proyectar desde nuestro voluntarismo político, un mañana producto de nuestros deseos mas que de nuestras tradiciones y posibilidades reales. Uno de los aprendizajes fundamentales en términos socio-culturales es el concepto de continuidad y cambio y cómo las cosas se obtienen más por reformas oportunas que por interrupciones bruscas de la continuidad societaria. En Venezuela, en 1810, se diseñó una Constitución y una República liberal de corte civil, pero que lamentablemente la circunstancias y los hechos históricos de las guerras y los conflictos, terminaron desarrollando una república incivil totalmente dominada por caciques y caudillos y signada por la violencia. En el siglo XX, y gracias a la explotación petrolera, el país pudo contar con una base material necesaria para desarrollar un proyecto democrático moderno, que con altibajos y accidentes diversos hemos venido desarrollando como sociedad en los últimos 100 años signado por la sombra del petróleo (1914-2014).
Para Mariano Picón Salas nuestro siglo XX comenzó en 1936, a raíz de la muerte del dictador Juan V. Gómez, a mi entender casi me atrevería a decir que el siglo XXI comenzará cuando derrotemos políticamente este proyecto insensato de autocracia decimonónica y totalitarismo propio del siglo XX. Es convicción que el futuro nunca puede conjugarse en pasado, aunque como ya habíamos dicho, el pasado es fundamental para preparar el futuro. No hay tarea más importante que continuar construyendo la democracia civil y la modernidad necesaria que se traduzca en bienestar colectivo sobre la base de una sociedad educada, plural, tolerante, con gobiernos alternativos y división e independencia de los poderes. Tenemos la plena confianza, apuntalada sobre las muchas experiencias positivas del siglo XX que Venezuela, con la palanca petrolera todavía a su disposición puede seguir configurando una sociedad industrial, moderna y democrática, el reto es hacerlo en paz y dentro de los canales legales y constitucionales que la civilización nos obliga y en donde todos los sectores puedan expresarse y participar, sin exclusiones de ningún tipo. Venezuela es de todos y la hacemos entre todos, como creo que dijo en algún momento Rómulo Betancourt.